El Madrid menos Real

Otro empate más del Real Madrid, el cuarto consecutivo. El Éibar se fue del Bernabéu sin pagar la cuenta y el liderato voló del Bernabéu. Un nuevo comienzo sin intensidad y otro error defensivo castigaron a una versión muy pobre del equipo blanco. Se ha instaurado en los rivales el estado de optimismo y cualquiera ya sueña con pegar un bocado al actual campeón de Europa. Del miedo a la ilusión y es que el conjunto de Zidane no asusta. Además cuando no es Sergio Ramos es Pepe, Varane o Keylor el que se enfunda el traje de Papa Noel para adelantar la Navidad y repartir los regalos correspondientes. Hoy fue Fran Rico el agraciado, al igual que otros días han sido Aubameyang, Araujo o Bruno. 

Cierto es que el encuentro ante el Éibar fue un accidente de principio a fin. Sin Modric ni Casemiro, James se lesionó en el calentamiento. Después sería el turno para Benzema y Varane. El Madrid se dejó algo más que dos puntos en esta calurosa tarde dominical. A pesar de ello, no hay excusas. El conjunto blanco tiene plantilla suficiente como para no excusarse en las bajas para justificar cuatro empates seguidos. Cuatro nulos en los que solo en Dortmund hizo acto de presencia. En los tres restantes no está confirmado que las camisetas blancas que estuvieron en el campo fueran las del Madrid aunque se les pareciera. La imagen mostrada ante el Éibar fue la más preocupante de todas. Incapaz de remontar en 85 minutos y lo que es peor sin dar sensación alguna de poder lograrlo en el último tramo del duelo. Un Madrid ausente. Un Madrid en busca y captura. 

Para colmo la BBC está gripada. No le queda ni la pegada al conjunto blanco. Atrás mal y arriba solo destellos. Cristiano de pretemporada y Benzema lejos, muy lejos, de su mejor nivel. Solo Bale desequilibra. En los síntomas del enfermo también hay que señalar a otros como Isco. Irreconocible y sin el empuje necesario como para aprovechar la oportunidad. Zidane necesita resetear al equipo. El Madrid vive en un colapso permanente durante las últimas semanas. Se necesita terapia y mano dura por partes iguales. Cuesta comprender cómo hasta se ha perdido la fe en los goles milagrosos. Sin intensidad no ganas. Pero sin carácter pierdes hasta la identidad. Este es el Madrid menos Real.