El madridismo es siempre creer

20.04.2015 13:17 de  Francisco José Reina   ver lecturas
El madridismo es siempre creer
© foto de Francisco José Reina

Cuando los madridistas supimos del 0-0 contra el Atleti empezamos a organizar el recibimiento del bus a la llegada al Bernabéu. Sólo con recordar las últimas veces en las que se habían concentrado en los aledaños del estadio cientos de madridistas, como contra el Borussia Dortmund o el Bayern de Múnich, haciendo de Concha Espina un infierno de bengalas  y estandartes, el espíritu de la remontada y el cántico “hasta el final, vamos Real” resonaba en nuestros corazones. Pero el hambre y la ilusión del aficionado se diluyó cuando Modric se tumbó sobre el césped tras un choque en disputa, en el partido de Liga contra el Málaga, desatando los rumores que más tarde se confirmarían: seis semanas de baja por un esguince de rodilla.  Para más inri, Gareth Bale, en los primeros compases del encuentro, también tuvo que abandonar el terreno de juego por lesión. Sin el galés ni el croata, Ancelotti duda en el sistema.

Isco, Illarramendi, Lucas Silva, Jesé y Chicharito son las alternativas, aunque, tal y como vimos en la banda de calentamiento del partido de ida en el Calderón, el técnico italiano sigue resistiéndose a aparatar a Khedira del protagonismo en la alineación del Madrid. Todo para paliar una baja más dura de lo que hubiese sido la pérdida de puntos contra el Málaga, pero una pérdida que no disminuye ni intimida uno de los valores más característicos y distintivos del Real Madrid, pues, tal y como dijo Arbeloa en el Chiringuito, el madridismo es siempre creer. Y con esa fe y ese espíritu recibiremos al equipo, nos enfrentaremos a nuestro rival y animaremos los minutos que dure la eliminatoria de Champions en la que nunca renunciaremos a nuestro orgullo ni a nuestros valores, juegue quien juegue y falte quien falte.

Francisco José Reina
autor
Francisco José Reina
Conato de maestro. Un pasional y crítico madridista extremeño articulista y colaborador en EM7. Eterno viajero de sueños e ilusiones desde la vieja Augusta Emérita. El indomable y salvaje anarcomadridismo trombólico que surge en el último suspiro de un segundo. Eso debe de ser el Madrid.