Los valors de Keita

30.07.2014 12:41 de David Marcos Twitter:    ver lecturas
Los valors de Keita
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Ha finalizado el segundo partido del Madrid en tierras estadounidenses, y más que el resultado o el juego, lo que ha acabado por ser noticia ha sido el "encontronazo" entre Keita y Pepe. Según se puede ver en las imágenes, el jugador de la Roma le niega el saludo al madridista durante los prolegómenos del partido. Más tarde, en un rifirrafe, se puede ver cómo el ex del Barcelona lanza una botella que por suerte no alcanza a su objetivo, que no era otro que Pepe.

Tras ver los vídeos y las imágenes, muchos se han apresurado a justiciar la acción de Keita. Unos, porque la tensión ya viene de antes, con aquellos Madrid-Barça de hace varios años. Otros, como no, por temas de racismo. Bien es cierto que el botellazo, si es por un escupitajo de Pepe, sería un situación deplorable por parte de ambos. Más allá de lo que haya podido provocar el lanzamiento de la botella, lo que es lamentable es la actitud de Keita antes del comienzo del partido, porque no saludar al jugador cuando todos se están dando la mano, es una actitud premeditada.

Ese gesto no es algo nuevo en el deporte rey, ya se ha visto la misma situación con Terry -Chelsea- o con Suárez -Liverpool-, pero ambos tuvieron sus precedentes. Al central del Chelsea, por acostarse con la mujer de un compañero de la selección, y al nuevo delantero del Barcelona, por los insultos racistas a Evra. Entonces, ¿Qué justificación tiene lo de Keita? Los clásicos de hace varias temporadas no son motivos suficientes para ello, más sabiendo que entre ambos nunca hubo un rifirrafe realmente claro. Si lo podrian tener Busquets y Marcelo, y ese "mucho morro" tan famoso, pero el brasileño no ha tenido problemas en saludar al jugador del Barcelona. Ésa es la diferencia entre uno y otro equipo. Unos presumen de valors, otros los tienen. 

David Marcos
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David Marcos
Conmigo quién quiera, contra mí quién pueda". Un día me hice seguidor del Real Madrid y desde entonces he disfrutado de pasillos, carreras eternas hasta el banquillo para celebrar un gol o voleas gloriosas. Sin embargo, siempre queda en el tintero todo aquello que el tiempo no te ha dejado disfrutar. Por los que se fueron, que no volverán, pero jamás se marcharán.