De la alegría a la desolación: la semana más dura de Florentino
Hace una semana a estas horas el Real Madrid se convertía en campeón de Europa por decimotercera vez en su historia. 3 Champions seguidas. 4 en 5 años. Este Madrid estaba marcando una época. Un conjunto dirigido con maestría por Zinedine Zidane, con Cristiano Ronaldo como líder indiscutible y con un Florentino Pérez feliz en el palco al ver que su proyecto ganaba año sí y año también. Pero la alegría le duró poco al máximo mandatario blanco.
Pitido final en Kiev y primer golpe. Cristino suelta una bomba: "Fue muy bonito estar en el Madrid". En plena celebración, la afirmación del portugués insinuando su marcha del club roba los focos a un equipo que acababa de hacer historia. Tras tantas Champions la noticia ya no estaba en el triunfo sino en la salida del luso. Desde el presidente, al entrenador pasando por los futbolistas blancos, tuvieron que aguantar las incómodas preguntas de los periodistas sobre el futuro del luso, ignorando la victoria sobre el Liverpool.
Tras Cristiano, Bale, el héroe de la 13ª, autor del gol que siempre recordaremos de esta final, suelta su recado: "Quiero jugar cada fin de semana y hablaré con mi agente". El galés, el fichaje galáctico de Florentino, daba un ultimátum a su situación en el club. Nuevo puñetazo al presidente.
La vuelta a Madrid y con ella los festejos en Cibeles y Santiago Bernabéu parecían apaciguar las aguas. Pero era la calma que precede la tempestad. El miércoles Zinedine Zidane se presenta en la sede de ACS y le presenta su adiós a Florentino: "No voy a seguir la próxima temporada”. Florentino se quedó de piedra. El jueves, ante los medios, su rostro mostraba la desolación del madridismo. Zidane, el guía del actual Real Madrid se marcha. ¿Cristiano el siguiente? Florentino está en shock. Los jugadores están en shock. La afición está en shock. Hemos hecho historia, pero este verano se presenta como el más duro en muchos años. Zidane nos deja huérfanos.