En el Madrid se habla más fuera que dentro del campo y los próximos pitos apuntan al palco
En una crisis hay diferentes medidas de reacción. En un equipo de fútbol el despido al entrenador suele ser simple y al uso. La mala dinámica se intenta cambiar con nuevas ideas, quizás un nuevo sistema y también puede que con nuevos jugadores. Y siempre, siempre con “dos cojones”.
En el Madrid, la pésima planificación deportiva este verano ha hecho que sea Lopetegui el primero en pasar por el fango. Solari, después de renovar hasta 2021, va ganando enteros para ser el siguiente. Y mientras tanto, los jugadores hablan más fuera que dentro del campo.
Sin rastro de mejoría, se ganan partidos evidentemente por diferencia de nivel y calidad, pero es poco habitual resaltar ya la buena imagen de un grupo de jugadores vestidos de blanco que juegan como equipo. Bale lleva en la cueva desde antes del Clásico. Y Asensio tira del carro en el sótano. Nadie le ha visto fuera. Al capitán le preocupa más su yo que su equipo y otros jugadores deambulan por el campo, muy lejos del nivel exigido.
¿Conclusión? Goleadas de Sevilla, Barça y Eibar. Rozando el ridículo. Un equipo humillado en tres escenarios diferentes donde la suerte hizo que no fuera un marcador más abultado y ni atisbo de orgullo. Los pitos del Bernabéu ya han llegado y parece que tienen asiento para lo que resta de temporada. En esta crisis, el Madrid ha ido agotando recursos y parece, que los próximos pitos apuntan al palco.