ANÁLISIS BD - Las causas del naufragio en Girona
El Real Madrid se vio superado por el Girona, no solo en el marcador (2-1), sino en todas las facetas del juego. Los de Zidane, en un ejercicio de indolencia, falta de intensidad y desorden táctico se dispararon en el pie, poniéndose la Liga muy cuesta arriba (a 8 del Barcelona) y alejando la posibilidad del tan ansiado triplete.
Una sardina que pareció un tiburón. “Somos un peso pluma o mosca, no podíamos ir a los golpes contra el Madrid”, afirmaba un eufórico Pablo Machín al término del histórico triunfo del Girona ante los blancos. El técnico numantino, inteligente, avivó la voracidad de sus chicos, que no solo compitieron, sino que sobrepasaron a su rival con un estilo de juego muy marcado y un asombroso despliegue físico. Un equipo con mucho mérito y con sello de identidad marcado desde hace años. Un equipo proactivo, contra todo pronóstico, con el balón organizado en torno a un 5-3-1-1 que se desplegaba como acordeón en fase ofensiva y que sorprendió a los blancos, incapaces de hacer daño y trenzar fútbol ante la maraña de hombres por el centro y el nefasto partido de los laterales del Madrid. El Girona fue mucho más intenso, con 21 faltas por 11 del Madrid, y 21 entradas por 16 de los blancos.
Medio Madrid estaba aún en la Gala ‘The Best’. Marcelo, Kroos, Modric, Casemiro, Benzema, Cristiano…sólo Isco se salvó del desplome blanco en Montilivi. El centro del campo del Madrid perdió más de 40 balones, algo impropio de un trío consolidado como el mejor centro del campo del mundo. Modric y Kroos, imprecisos y aletargados, dejaron a Casemiro como un islote en el pivote. Benzema y Cristiano no disfrutaron apenas de ocasiones claras. Pero Marcelo es el más preocupante, el brasileño fue una calamidad en defensa, dejando a Maffeo campar a sus anchas. En fase ofensiva su aportación fue nula, perdiendo hasta 16 balones. Una clara muestra de falta de intensidad y concentración.
Machín dejó en evidencia a Zidane. Los gerundenses detectaron por donde perdía agua el Madrid. Maffeo y Aday Benítez hicieron añicos a los merengues, que se descosieron por los costados y generando desequilibrios en su marcado sistema táctico. Modric y Kroos acudían a la ayuda de unos superados Achraf y Marcelo, abandonando a Casemiro a su suerte, que quedó como un islote en el centro del campo. Borja García y Portu, inteligentísimos y de buen pie, buscaron caer a los costados de la espalda de Casemiro, que ya tenía suficiente con tapar a Pons y Granell, lanzadores. Ahí sufrió el Madrid y así llegaron los dos goles del Girona. Zidane reaccionó tarde, copiando el sistema de los locales. Casemiro-Ramos-Nacho quedaron como centrales, con Kroos como pivote, Modric e Isco de interiores y Lucas y Asensio ocupando los costados. Arriba quedaron Cristiano y Benzema. El Madrid mejoró, pero un envalentonado Girona, llevado en volandas por su público, fue una muralla infranqueable para la remontada.