De qué se habla
Ha adquirido la campaña de descrédito de cierto sector de la prensa deportiva madrileña tintes casi bíblicos. Solo así se explica que un jugador a los que los prestigiosos servicios médicos del quintacolumnismo madrileño diagnosticaron con una hernia a principios de semana haya acabado jugando y provocando un ¿penalti? ese mismo fin de semana. Levántate y anda, le dijeron. Y Bale, que tiene pinta de chico obediente, les hizo caso. Pues muchas gracias.
No es tampoco el único universo paralelo por el que han deambulado las cabeceras que siguen en busca del pase vip a las entrañas del madridismo. Ancelotti comenzó siendo el pacificador y ya se ha llevado un par de cornadas de escasa nobleza, y que se ande con cuidado. Y Cristiano sigue siendo ensalzado por la prensa madrileña cuando cualquiera hasta él mismo es capaz de ver que, números al margen, sus sensaciones curso distan mucho de las de cualquiera de los ejercicios anteriores. Pero, en fin, es la gente que sigue pensando que Casillas sigue siendo el mejor portero del mundo. Si dijeran todavía Willy Caballero...
Pero hay algo aún más retorcido en toda esta campaña que, derruida la ética mourinhista, busca la estocada definitiva al florentinismo y la restauración del derecho de pernada que durante tantos años invocaron los periodistas por Concha Espina. Se trata del bombo y platillo con el que se torpedea el mandato de Florentino ensalzando lo bien que les va a los descartados y/o exiliados del madridismo.
Habrán leído, por ejemplo, que Higuaín está en plan capo por el sur de Italia, o que Özil ha ascendido a nuevo Maradona por el norte de Londres. De lo primero tiene, además, tremenda ascendencia el entrenador de la cantera cuyo mayor logro relacionado con el Madrid fue arrebatar una Liga al transatlántico galáctico. Todo ello ha sido bien glosado por prensa, radio y televisión para dejar buena constancia de lo ridículo que había sido vender a ambos jugadores por el precio que había costado adquirir un jugador defectuoso comprado con tara a propósito porque nada le pone más a Florentino que hacer el mal y gastarse los duros de los socios. Risas diabólicas.
Con menos detalle se ha tratado, ¡vaya por Dios!, la pérdida del liderato por parte de Benítez y sus chicos, o el hecho de que el Chelsea de Mourinho esté a tan solo dos puntos del equipo que, antes de Özil, tenía en Cazorla y Podolski a sus rutilantes estrellas. Ni pensar qué dirán como el equipo del portugués se ponga o acabe líder. Si es que dicen algo...