Oda a una pasión
Corría el minuto 85 cuando el pánico por volver a vivir una prórroga de infarto era el preludio de un momento sensacional. Cada paso que daba Bale en esa carrera idílica frente a Bartra, que recordó al adelantamiento de Rossi a Stoner en 2008 en el circuito de Laguna Seca, dejaba tres o cuatro millones de euros por el camino, acabando la galopada con un golpeo Cristianesco, fuerte y de caño y que vale una Copa que es más de un título.
Si la rumorología invitaba a pensar, no hace mucho tiempo atrás, en que la espalda del galés estaba como la de un aizkolari tras años 'puliendo' troncos, no se vio rastro de la dichosa hernia que trajo de cabeza a gran parte del madridismo. Pero si los palos a Bale no solo le llegaban en el campo, lo que ha vivido Ancelotti se podría calificar de verdadera pasión.
Pasión relativa a los últimos momentos de Cristo con vida, muy acorde a las fechas en que estamos. Jara y sedal se queda corto para describir lo que tardaron algunos en sacar caña y fusil con el italiano. Que sí no valía para ganar al Barça, que sí en los partidos importantes el equipo no respondía etc. Bueno pues el primer título de la temporada ya está en las arcas del Madrid y digo yo que Carlo tendrá su parte de culpa.
Con un banquillo digno en ocasiones de las rebajas del H&M, ha cuajado una Copa del Rey perfecta, una Champions notable hasta el momento y en Liga aún le quedan los finales. No es hora de echar piedras a nadie. Es momento de unión, de pasión y de disfrute de este equipo que, en el primer matchball, le ha hecho un passing shot sin despeinarse tanto como predecían a su archirival.
Madridismo son dos cosas por encima del resto: morir en el campo y triunfar en el momento clave. Este equipo lo ha demostrado hasta el momento aunque bien es cierto que no siempre, pero no es hora de echar la vista atrás, es hora de mirar hacia adelante aprendiendo del pasado. ¿El futuro? Pinta en copas.
¡No se las pueden perder!
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