Las dos caras de Benítez
El derbi sirvió para que los madridistas contemplaran, por primera vez en un partido grande, las dos caras de Benítez. El técnico encarnó al Dr. Jeckyll y Mr. Hyde en un mismo encuentro. Capaz de ganarle el pulso táctico a Simeone desde el inicio, pero en el que su actitud amarrategui fue penada con el empate. Luces y sombras en su estreno ante el Atlético, como un caramelo que se va amargando según se va consumiendo con el paso del tiempo.
Y es que eso es exactamente lo que le pasó al Real Madrid en el Vicente Calderón. De la euforia inicial con el gol de Benzema a encomendarse a Keylor Navas para que al menos salvara un, mísero en esta ocasión, punto. Acertó Benítez con el planteamiento y, sobre todo, con la inclusión de Casemiro en el centro del campo. Pero falló por la falta de instinto asesino en la segunda mitad. Una conducta conformista que cabrea al madridismo y más ante el vecino y eterno rival.
La superioridad táctica y estratégica de Benítez sobre Simeone habla bien, y mucho, del técnico madrileño. Sin embargo, todas esas horas de trabajo, estudio y oscura labor se fueron al traste por su nula capacidad de reacción en la segunda parte. Los fallos defensivos de Ramos y Arbeloa premiaron a un Atlético que se vio gran parte del partido maniatado por la tela de araña construida por Benítez. La buena de actuación de Keylor Navas salva, al menos de momento, al entrenador de la soga. Pero ya debería haber tomado nota de los duelos contra Granada, Athletic y Málaga. Su racanería no es bien vista por el Bernabéu y más cuando cuesta puntos a los blancos.
En la rueda de prensa previa al derbi, Benítez alardeó de conocer la importancia de un duelo contra el Atlético. Lástima que esa demostración se quedara ante los micrófonos y no la llevara consigo sobre el césped. Esto es el Real Madrid, no el Nápoles, el Liverpool o el Valencia. Aquí hay que convencer, además de ganar. El catenaccio y la táctica amarrategui no son bienvenidas. Una pena que las grandes cualidades tácticas de Benítez se vean eclipsadas por su escaso hambre. ¡Despierta, Rafa! ¡Te comieron la tostada por conformista!