Marca, Rubén Jiménez: "¿Bale pretende estar riéndose en la grada hasta 2022?"
Gareth Bale ha vuelto a ser noticia...fuera del campo. El galés no jugó ni un minuto en la victoria contra el Alavés e incluso fue cazado dormitando en la grada. Su actitud le ha valido multitud de críticas, y una de ellas ha sido la de Rubén Jiménez en su columna para el diario Marca. Debajo la lectura:
¿Bale pretende estar riéndose en la grada hasta 2022?
El Real Madrid navega entre dos sonrisas. La de Asensio, recuperado, símbolo del compromiso con el equipo y del amor por el fútbol, y la de Gareth Bale, con la mascarilla medio caída, luciendo muecas ante las cámaras cuando Brahim se convierte en el quinto cambio y él suma otro partido más sin jugar. Cuatro consecutivos. Apenas 100 minutos sobre el césped desde el parón. Y le da igual, a juzgar por la risita que le da.
La contribución de Bale en este inmaculado camino del Madrid hacia la Liga tras el parón es nula. Se paseó un ratito contra el Eibar y jugó algo más de una hora ante el Mallorca. Zidane ya no le manda a calentar ni por disimular. Al igual que con James, Zizou tiene muy claro con quién puede contar para este tramo final de temporada, quién se va a dejar la piel para ganar la Liga y quién se siente más cómodo en la grada, de espectador casi ajeno de la lucha por un título que sumar a su palmarés.
Que Bale es irrecuperable para el Real Madrid está claro. Si aún le queda en las botas alguna gota de fútbol es algo que tiene que decidir él. Su representante no deja de decir que va a cumplir su contrato con el club de Chamartín, que acaba en 2022. ¿Pretende estar riéndose en la grada hasta 2022? ¿No tiene amor propio, ganas de revancha o de jugar al fútbol?
El verano pasado quedó claro que nadie, en Europa, quería o podía asumir el fichaje y el sueldo de Bale. China le tentó y estuvo a punto de dejar la élite por una retirada prematura a los 30 años. Eso habla bastante de la ambición de un futbolista con unas capacidades para sobresalir y una pasión por el fútbol más frágil que su musculatura. Si no es capaz de acomodar su sueldo a su situación actual y buscar un equipo en el que sentirse feliz, si todo lo que se le ocurre es reírse en la grada o pensar en los millones de una liga poco exigente, estará dando la razón a los que creen que su paso por el Real Madrid ha sido decepcionante.
A los que opinan que, detrás de su contada contribución en algunos momentos importantes, de la chilena de Kiev, del carrerón de Mestalla, se escondía un jugador llamado a marcar una época que se ha quedado en un chasco continuo.