Bravo por ti, Aitor
"Muñeco de Mou", lo llamó una vez el humildísimo. Y puede que lo fuera, si ello significa haber sido un excepcional segundo de a bordo, un fiel colega y un fenomenal aprendiz. Uno escucha la entrevista a Karanka en 'Jugones' y no puede extraer sino raudales de respeto, admiración y agradecimiento al que fue su mentor durante tres años; su "familia", como él mismo dice. ¿Pero no era que el malvado Mourinho había dejado tirado a su muñeco después de prometerle el oro y el moro? Já. De José se pueden decir muchas cosas, pero no que abandona a los suyos. Eso nunca.
Y Karanka fue (y es) uno más de la familia futbolística de José Mourinho. Y también fue (y es) uno de la nuestra, de la que se quedó cuando Mou se fue, de la del Real Madrid. No es el objeto de esta columna revivir épocas ya pasadas; el presente del Madrí se llama Carletto, y creo que es mucho más productivo trabajar en el presente que remolonear en el pasado, por mucho que los sabios aseguraran que los mauriñistas nos suicidaríamos en masa cuando Mou se fuera. Pero sí me permitiré la licencia de dedicar unas líneas a Aitor Karanka, un hombre de club, de nuestro club, a quien buena parte del Régimen mediático ha menospreciado de forma sistemática por nada más, y nada menos, que cumplir con su trabajo y profesar lealtad a su superior. "No tiene opinión propia, no es más que un chupaculos del portugués", solían decir los de siempre. A lo mejor, y solo a lo mejor, es que sus opiniones coincidían. Y tal.
Considero elogiable el identificarse al 100% con un proyecto y tratar de aprender lo máximo del (para muchos) mejor entrenador. Humildad, lo llaman a esto último, ¿no? No debe de haber sido nada fácil para Karanka, inexperto entonces, aprender a hacer su trabajo navegando por los caudalosos ríos biliares vertidos por la corte txistuana. Y por eso, como mandrilsita que soy, le doy las gracias por haber sido lo suficientemente valiente como para alinearse con el enemigo público aun sacrificando su imagen y su reputación en este país. Aunque eso le ha servido, seguro, para crecer mucho más como entrenador, y también como madridista.
Y es que no hay duda de que Aitor, que lo ha vivido en sus carnes, conoce como nadie los males endémicos del Real Madrid. Por lo pronto, ya enunció dos de ellos en la mencionada entrevista: las filtraciones a la prensa y la incapacidad de alguno que otro de anteponer, a sus intereses particulares, el bien del equipo y del club que le da de comer. Un día, allá por 2011, le dije a Karanka que, cuando se fuera Mou, se quedara él a seguir con su legado. Aitor se sonrió y me contestó con un "ya veremos". Ahora inicia fuera su carrera en solitario. Su amigo José le ofreció vestirse de blue, pero Aitor, como buen mourinhiskista, prefiere marcarse sus propios tiempos. Algún día será un entrenador Top. Esperemos que, para entonces, las puertas del Real Madrid sigan abiertas para él. Ya veremos.