Caballero y señor
Los merengues que vivimos en Cataluña también tocamos el cielo con las manos con 17 victorias consecutivas, paralelas al momento dulce del club y de la Fundación. Volvemos a estar en el sitio que nos corresponde, o al menos esa es la sensación que tenemos también aquí en el Noreste de nuestro país, España. El nombre del Real Madrid ha pervivido en el tiempo con la vitola de ganador, pero también de señor en el campo y también en los despachos. Y eso se lo ha ganado gracias a personas como Luis de Carlos, que ya fue discípulo de Santiago Bernabéu y que fue uno de los que guían con su legado los designios de nuestro club, ahora bien tripulados por Florentino Pérez.
Un Luis de Carlos que ha sido, como merece, homenajeado de nuevo por la Fundación Real Madrid. Bajo el título "Homenaje a Luis de Carlos", ha vuelto a servir para destacar la figura del hombre que dirigió el Real Madrid entre 1978 y 1985. Una etapa en la que se consiguieron cinco trofeos en fútbol y once en baloncesto. Enrique Sánchez, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Real Madrid, presidió una mesa que estuvo compuesta por Samuel Valverde, exdirector de socios del club; el exguardameta Miguel Ángel; Cristóbal Rodríguez, veterano de baloncesto; Pedro Antonio Martín Marín, exvicepresidente; y José Manuel de Carlos Grau, hijo de Luis de Carlos.
Todos coincidieron, y lo hacemos extensible también en esta sección, en elogiar el papel del ex presidente, que sucedió a Santiago Bernabéu en el cargo. Y es que, queridos madridistas, con su señorío ennobleció el nombre del Real Madrid. El reconocimiento de Mejor Club del Siglo XX fue en parte gracias a él. Un caballero, dialogante y cabal.
Además, como bien se apuntó en dicho homenaje fue el primero en convocar unas elecciones democráticas y las ganó. Un hombre afín que se interesaba por el jugador y por toda su familia.
Humildemente, desde nuestra columna semanal, podemos decir que no necesariamente el que sabe bien hablar es el que tiene las mejores cosas para decir. Y así sucedía con este presidente que hay que tener presente todos los días que veamos a nuestro club hacer gestos señores y percibamos que nos respetan allá donde vamos.
Ya lo dijo el escritor portugués António Lobo Antunes, "No es coraje, es elegancia. Quizá la elegancia es la forma suprema del coraje o el coraje es la forma suprema de elegancia".