Carta de despedida a Casillas

08.07.2015 19:32 de  Jorge Calabrés  Twitter:    ver lecturas
Carta de despedida a Casillas
© foto de Jorge Calabrés

Estimado Iker,

Parece que fue ayer cuando un imberbe portero de 18 años recibió la alternativa en San Mamés. La verdad es que por aquel entonces nadie esperaba que ese joven se convirtiera en una leyenda del Real Madrid. Tuviste tu década prodigiosa desde que con tus paradas se lograra la Novena en Glasgow. Aquel fue un momento clave en tu carrera. Estabas más fuera que dentro del equipo blanco, pero tu flor apareció y la historia cambió.

Después llegarían más títulos y los mejores años de tu carrera profesional. Pero cometiste el error de no ver venir tu decandencia, propia de la edad y fruto del paso de los años. Te enrocaste en una posición privilegiada gracias a un contrato calderoniano, dejando campar a sus anchas a voceros y palmeros. Cada silencio, cada palabra tuya en boca de otro iba rompiendo poco a poco tu relación con el madridismo. 

Fuiste un gran portero y un pésimo capitán. Nunca supiste defender con bravura el brazalate que portabas. Más preocupado del buen rollo de la Selección que de los intereses de tu club. Te dejaste ir, te utilizaron y tus últimos años pasaste un calvario en cada partido disputado en el Santiago Bernabéu. Tu nivel bajó, no eras el mismo. Donde antes había paradas, ahora cantadas. Cada error iba empujándote poco a poco a la puerta de salida. 

Cierto es que hay que agradecerte los servicios prestados y los buenos años que diste bajo los palos. Una cosa no quita la otra. La historia se escribe con verdades, con cosas buenas y malas según el criterio de cada uno. Y tu lugar te lo has ganado gracias a tus éxitos, aunque podías haber evitado unos últimos años convulsos con otra actitud. 

Siempre se exagera con elogios desmesurados en las despedidas, pero no será en estas líneas que desean ser sinceras y coherentes aunque algo generosas. Fuiste muy grande, con unos reflejos espectaculares y capaz de realizar paradas que parecían imposibles. Sin embargo nunca trabajaste para mejorar tus defectos en el juego aéreo y con los pies. Tu fuerte no fue la constancia diaria sino la explotación de un talento innato que fue apagándose con la llegada de la madurez. 

Quizá tu peor etapa comenzó el día que heredaste la capitanía. Declaraciones, gestos y silencios que acabaron con la paciencia del respetable. No tendrás la despedida soñada, aunque todo el mundo reconoce que una leyenda abandona el Real Madrid. Una puerta se cierra pero otra en Portugal se abre, donde todos los madridistas te desean que tengas una gran experiencia. Los jugadores pasan, pero el escudo permanece. Ahora te toca apoyar al Real Madrid desde la distancia. Gracias y buena suerte.