El balón rosa

08.09.2014 11:20 de  Richard Dees   ver lecturas
El balón rosa
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“Viendo lo de Xabi Alonso mantengo lo alucinante que me parece que nos sigan dirigiendo la palabra”

(Héctor Fernández, periodista)

Muchas veces he comparado la personalidad profesional y el modus operandi de los ciudadanos periodistas dedicados a informar sobre deportes, en especial sobre fútbol, con sus colegas del periodismo llamado del corazón. Por regla general, la misma aridez intelectual; la misma terquedad en no contrastar debidamente lo que una fuente, una sola y generalmente interesada, ha podido filtrarles; el mismo empeño en ser los primeros en informar sobre un bombazo informativo, de esos que harían parar las rotativas, cuando se trata, en realidad, de un suelto a pie de página impar en una hoja parroquial; la misma práctica de amagar y no dar, de escudarse en el se dice, se comenta, se rumorea, para salir tratar de indemne de cualquier acción legal que pudiera emprenderse contra ellos. Yo no lo dije, aseveran con todo su rostro de cemento, sólo me hice eco –y presté altavoz, se olvidan de añadir– de algo que circulaba por todos los mentideros y redacciones del país.

Tras la marcha de Xabi Alonso al Bayern de Munich, alguien decidió que era el momento idóneo para sacar a la luz lo que, decían, ya se había asentado como rumor allá por el mes de diciembre de 2013. Nada de problemas deportivos, nada de falta de motivación, nada de nada, sólo "un lío de faldas". Alonso, en Baviera, que no en Babia, ha guardado silencio hasta la publicación de un artículo, firmado por Javier G. Negre, en el suplemento La Otra Crónica del diario El Mundo. Hasta aquí hemos llegado, debió pensar el ex-madridista, y ha anunciado acciones legales contra el autor y el medio, al tiempo que exigía una rectificación inmediata de lo publicado por considerarlo absolutamente falso.

El mencionado artículo es el ejemplo perfecto de cómo dar una apariencia de verosimilitud a lo que no pasa de ser un ramillete de habladurías, de rumores, que, insisto una vez más, no son ni noticia ni antesala de noticia, sino solamente eso, rumores. "Según ha sabido", "desde el entorno de", "los rumores de affaire cobraron fuerza", "disparó todas las especulaciones", "el romance se dio tan por hecho", "explicaciones que no convencieron a muchos", "aquel chismorreo se inició en diciembre", son expresiones utilizadas en las que destacan palabras como rumores, especulaciones, chismorreos, todas ellas de gran enjundia periodística.

Pero aún hay más. Casi al final de la (dicen que) noticia, el autor escribe: "Fuentes cercanas a Aranburu aseguran que entre Russian Red y Xabi «sólo existió una amistad», y reconocen que «este chisme y otros» han afectado a la familia. Lo cierto es que los últimos movimientos de la pareja no están contribuyendo a apagar las especulaciones. Según ha sabido este medio, el jugador aterrizó ayer en el aeropuerto de Bilbao sin Nagore y en compañía de sus hijos, lo que puede alimentar aún más los rumores de crisis conyugal". Es decir, el mismo entorno que aseguraba que la esposa de Alonso estaba molesta por los rumores de infidelidades, ahora desmiente tales deslices –¿o se trata de entornos distintos?–, lo cual no evita que Javier García Negre remate la faena con un contundente: "Tal vez Nagore haya preferido quedarse amueblando su nueva casa en Múnich antes que viajar a una España donde la presunta infidelidad de su marido ha sido trending topic".

¿Tal vez, este ciudadano periodista, que una vez cubrió la información política de Euskadi para El Mundo, ha dicho tal vez? ¿Se habría permitido la misma licencia, tal vez, cuando, en sus tiempos en el País Vasco, tenía que informar sobre Arzalluz, Egibar, Patxi López o algún dirigente de Bildu?

Pero la historia no acaba aquí. Una de las desventajas de tener cuenta en Twitter y de seguir a todos los ciudadanos periodistas que puedo, excepto los que me tienen bloqueado, obviamente, es que tienes la posibilidad de asistir atónito a cómo hay quien justifica, con argumentos de lo más peregrinos, esta práctica "periodística". Es el caso de Carlos Forjanes –sí, el mismo Forjanes que acudió a las instalaciones del Canillas a grabar con las cámaras de AS TV a Jose Mourinho, y de paso el entrenamiento de su hijo, menor de edad–, que rezumaba ética y sapiencia periodística cuando escribía estas palabras: "De la vida privada de los deportistas se viene hablando desde que el mundo es mundo. No veo el drama".

Olvidaba Frijolito, como es conocido Carlos Forjanes en algunos ámbitos, algo esencial en el desempeño de la profesión de periodista. No basta con escudarse en que eso ha sido práctica habitual desde los tiempos de Maricastaña, como demagógicamente decían los esclavistas que se oponían a la abolición. No, eso no es suficiente, además hay que añadir que lo que se cuente sea la verdad. Una fruslería, la verdad, tan escurridiza la verdad cuando los hechos mutan a velocidad de vértigo, y lo que en un momento es rojo, en un par de minutos se ha convertido en verde pistacho. Así no hay quien acierte, ¡demontres!.

Richard Dees
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Richard Dees
"Lo quieren todo, lo quieren ahora. Quieren conseguirlo y no les importa cómo" (They Want It All, David Crosby)