El irreductible galo

Este galo no vivía en el año 50 antes de Jesucristo, pero es descendiente directo del mismo Astérix. Eso sí, no necesita de una poción mágica para deleitar a los amantes del fútbol, pero no porque se cayera de pequeño en una marmita, sino porque la calidad y la técnica las lleva incorporadas de serie. Os hablo, como no podía ser de otro modo, de Karim Benzema.

Nuestro querido amigo ha vivido una relación de amor-odio con el respetable merengue. Su primer año en Madrid comenzó a sembrar las dudas sobre su calidad. En los posteriores parecía asentarse algo más en el equipo, pero el Bernabéu seguía sin confiar en este jugador que prometía.

A Benzema siempre se le han exigido goles y, si es posible, que marque los mismos o más que Cristiano. Queridos amigos, estáis confundidos. Este irreductible galo, evidentemente también anota goles, pero hace un trabajo sensacional. Más allá de los tantos o no tantos, este "hijo" de Vercingétorix crea espacios y facilita situaciones perfectas de tiro para sus compañeros, se asocia a la perfección con el resto de jugadores, da asistencias de lujo y - hay que recordarlo - es la mejor pareja de baile para Cristiano.

Estas cosas no las valoramos, solo vemos lo que "importa" por su puesto. Este chico no es un nueve a la antigua usanza, todo lo contrario. Se le piden cosas que no compaginan con su juego. Repito, no es un delantero de goles al primer toque, es un jugador de equipo. Ve el fútbol dos segundos antes que el resto y trabaja en pos del bien de su plantilla.

Tenemos que aprender a valorar ese trabajo "más oscuro" de Benzema, porque no todo el mundo lo ve. Esos desmarques que tira, los huecos que abre al arrastrar tantos rivales consigo, las asistencias que regala a sus compañeros... Parafraseando a Kaká, Benzema tiene una gran 'movimentación' por todo el flanco de ataque que permite a sus socios moverse con total libertad. Querido galo - o gato para José Mourinho - sigue mejorando y manteniendo esa exquisitez en tu juego.