El Madrid que viene
No se están debatiendo cuestiones menores en este parón invernal. No hay goles, ni partidos salvo en la Pérfida, esos bárbaros... pero sí arrastramos declaraciones y portadas que nos revelan que, en el fondo, en estos días de calma chicha, se está cocinando el Madrid que viene. Tenemos, de un lado, a un capitán que combate el ocio en el banquillo con su pinganillo directo con sus periodistas de cabecera y, del otro, un segundo capitán que reniega de sus horas bajas. Del otro, un futbolista fundamental que ha liderado el resurgir del equipo y cuyos galones resulta imposible negar pese a su consustancial recelo al expositor mediático que usan con tanta alegría algunos de sus compañeros.
Puede que el compás de espera en el que vive Xabi Alonso tenga que ver con el futuro en la plantilla de los actuales capitanes; pero lo que se está dilucidando no es, en realidad, el futuro de unos u otros, sino el devenir mismo del club. Xabi no se ha planteado la renovación hasta que se ha visto plenamente recuperado de su operación de pubalgia. Casillas ha hecho correr el runrún de su marcha ante su suplencia en la convicción de que su discurso sería amplificado por quienes repiten el mantra de mejor portero del mundo como parapeto indudable, por más cuestionable que resulte a la luz de su suplencia con dos técnicos de clase mundial o el formidable estado de forma de otros cancerberos el titular del Madrid, por no ir más lejos. A Ramos sus incursiones en los platós parecen no dejarle tiempo para reflexionar sobre evidencias tan palmarias como que su titularidad obedece únicamente a desgracias de salud de un compañero indiscutible que lo era antes de lesionarse el año pasado.
Un titular indiscutible que no ha querido vivir del club hasta saber si estaría bien y cuál es el proyecto deportivo, un suplente que amenaza con marcharse si sus laureles no le alcanzan para ser titular, y otro titular que lo es circunstancialmente por la lesión de un compañero y que minimiza su baja forma como quien se sacude cuatro migas del pecho. Con Cristiano renovado, el futuro ético del Madrid se dirime en el reparto de salidas y galones entre Alonso, Ramos y Casillas. Y bien nos iría si al primero le cae bastante de lo segundo.