El madridismo de Hierro y Del Bosque
El gran capitán vuelve a casa. Fernando Hierro regresa al Real Madrid once años después de su abrupta salida en 2003. El malagueño llega para sustituir a Zidane como segundo de Ancelotti y ejercer las funciones de nexo entre el cuerpo técnico y la plantilla. Un fichaje que ha pillado por sorpresa debido a que su nombre no apareció jamás en una quiniela en la que Cannavaro y Tassotti eran los grandes favoritos.
No es descabellado definir a Hierro como el galáctico de Florentino Pérez para la temporada 2014/2015. Su fuerte personalidad se impondrá en una plantilla que no debe relajarse tras haber logrado la ansiada 'Décima'. Al exjugador le gusta tener todo controlado y, aunque esté a la sombra de Ancelotti, no permitirá injerencias en los temas sagrados del vestuario.
Aquella famosa celebración de Liga del año 2003 terminó con Fernando Hierro y Vicente del Bosque en la calle. Durante estos años cada uno ha demostrado a su forma el madridismo que lleva dentro, aunque en el caso de Del Bosque brilla por su ausencia. Mientras Hierro ha sabido estar y acercar posiciones con Florentino por el bien del Madrid, el seleccionador nacional no ha tenido ni la vergüenza de pasar por la capilla ardiente de Di Stéfano. Quién sabe, a lo mejor el bueno de Vicente se encontraba recibiendo un nuevo galardón del Nabo de Oro. O quizá no quiso pisar el Bernabéu no fuera que le pusieran la insignia del club a traición y por la espalda.
Desde aquel desencuentro hace ahora once años, hay dos grandes vencedores y un claro perdedor para el madridismo. Por un lado, Florentino Pérez e Hierro han demostrado que los intereses del club están por encima de las filias y las fobias personales. Por otro, Del Bosque continúa abrazando la fe culé en pro de su antiflorentinismo declarado.