El rotuliano de 'O Titan'
De Funchal a Madrid pasando por la ciudad del bacalao primero y por Sir Matt Busby Way después, aterrizaba en el Real Madrid la cruz que corona en todo lo alto el escudo del club blanco. Poco queda por decir de un Cristiano Ronaldo que bate récord tras récord como alguno manda whatsapp a la prensa, o sease a menudo, sin embargo si hay algo que añadir.
Los goles, las carreras de infarto y esos chuts que parecía que no volveríamos a ver tras la salida de Roberto Carlos, quedan muy por debajo de lo verdaderamente importante. Un valor que la mayoría de los futbolistas de hoy en día lo situán dentro de un papel para aplicarle calor por debajo como Jesse Pinkman, la profesionalidad.
Cristiano, señores, se ha jugado no solo su tendón rotuliano, ha puesto en juego el que puede ser su último Mundial, su físico, la próxima temporada y todo lo que ello supone. Todo esto por cumplir esa promesa que formuló después de que las avispas de Westfalia picarán de la manera más cruel que se recuerda el alma del madridismo. Dicho juramento decía así: "Le debo una Champions a los aficionados del Real Madrid". Poco más se puede decir.
'O Titan', como me atrevó a rebautizar a este auténtico coloso de extraordinario poder que, como dioses en la Edad de Oro griega, impone su ley a base de su poder, ha vuelto a dejar a todos boquiabiertos con su enorme profesionalidad. La misma que otros mostraban operándose después de la Copa Confederaciones o borrándose de partidos importantes. Ese valor que euruditos de esto han dejado por los suelos tras arrastrarse por los terrenos de juego un año entero como si faltos de Pan Bimbo o mate estuviesen.
Amigos, Cristiano representa lo que todos hemos exigido a cada uno de los jugadores que han vestido la camiseta blanca.: Esfuerzo, entrega, corazón, calidad, goles y ese duende que hace de lo normal algo extraordinario. Muchos reúnen algunos de estos, a otros les ha valido con tener solo uno y lo que es innegable es que desde Di Stéfano, no había nadie que encarnara mejor lo que el escudo del Real Madrid lleva serigrafiado en el corazón de cada una de las psiques que sufren y disfrutan con la labor de los representantes de la Diosa Cibeles. No había nadie, hasta que Cristiano escribió su nombre al lado del de 'La Saeta'.