Fenómeno Isco

19.02.2015 12:29 de  Edu Aguirre   ver lecturas
Fenómeno Isco
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Posiblemente el mal inicio del 2015 en el Real Madrid ha servido para que el mundo futbolístico quede asombrado por el carácter de un jugador llamado a marcar una época en el nombrado hace años mejor club del siglo XX. Un jugador llamado Isco Alarcón. Liderazgo y responsabilidad son cualidades que no tienen, ni mucho menos, que ir ligadas con la técnica individual del jugador. Todos quedan continuamente obnubilados con la perfecta coordinación que establece Isco entre la parte superior de su cuerpo, el tren inferior y el esférico que tanto ansían arrebatarle sus rivales. Pues bien, cuando el Madrid de Ancelotti vivía su peor versión ante Valencia y Atlético de Madrid, Copa del Rey y Liga, Isco fue el único que decidió demostrar qué es lo que quiere, demostrar que sabe lo que pesa ese escudo…demostrar quién será el líder del futuro Real Madrid. 

Con la salida de Ángel Di María, el Madrid perdería nervio y mordiente en el centro del campo. Fue entonces cuando Isco dio un golpe encima de la mesa, se puso el mono de trabajo y eligió que era el momento perfecto para asumir el peso y la grandeza del Madrid. Lejos queda el pensamiento de algunos aficionados, e incluso el mío propio, cuando el malagueño firmó por el club blanco: “Isco es más bonito que efectivo”. La realidad actual es que estamos ante un centrocampista consistente y contundente en el juego, que corta y reparte cuando llega el momento; y la toca y marea al contrario casi siempre.

Recuerdo cuando mis tíos se emocionan hablando del que ha sido uno de los mejores, Emilio Butragueño. “Cuando se paraba al borde del área, era como si el mundo entero se detuviera. Atraía a toda la defensa, no sabías por dónde ni cómo iba a salir; pero cuando te querías dar cuenta, ya te la había liado”.  Bien, pues creo que debe ser una sensación parecida a cuando Isco recibe el esférico. No tiene un típico regate. No se va siempre hacia dentro o siempre hacia fuera. Simplemente es impredecible en cualquier parte del terreno de juego. La maestría y sutileza a la hora de dominar el balón, de hacer que parezca una prolongación de su cuerpo, es simplemente perfecta. Su potente, pero a la vez habilidoso tren inferior hace que en cada uno de sus recortes deje sentado a defensas enteras. 

La madurez mental que Isco ha adquirido en los últimos meses le ha llevado a saber manejar a su antojo los partidos. Una madurez de la que sus compañeros se han dado cuenta y sus rivales han comenzado a temer. Cuando las cosas no salen,los jugadores de blanco saben a quién buscar, quién es el jugador diferencial y quién tiene la clase suficiente como manejar al mejor equipo del mundo. Por el contrario, cuando el rival madridista quiere anular a su oponente, sabe en quién debe prestar especial atención. Isco ya no es aquella joven promesa con una depurada técnica individual. Hablamos de un jugador que cada día atrae más rivales cuando es poseedor del balón, de un jugador que desequilibra partidos, de un jugador que sólo tiene 22 años… Hablamos de un súper-clase que marcará una época en el fútbol mundial.