Gareth Bale, lo que pudo ser sin las lesiones
El Real Madrid hizo el que fue, en su día, el fichaje más caro en la historia del club. Gareth Bale llegó procedente del Tottenham a cambio de algo más de 100 millones de euros. Llegaba con un cartel de estrella, y su primera temporada así lo reafirmaba. Fue clave en las dos finales más importantes de la temporada, en la de la Copa del Rey y en la de la UEFA Champions League. Fue llegar y besar el santo. Golazo contra el Barça en el que 'retiró' a Marc Bartra con esa carrera por banda (por banda el defensor, porque Gareth estaba fuera de los límites del campo). El otro, el gol que ponía por delante a los blancos en Lisboa ante el Atlético de Madrid.
Ese año, en 2014 solo se perdió 10 días por lesión. En 2015 la cifra ascendió hasta 28, y en 2016 solamente con la rotura del múscula de la pantorrilla fueron 45. Lo gordo llegó en 2017, cuando estuvo fuera prácticamente medio año. Además, no eran lesiones continuas, sino que había recuperaciones entre medias. La readaptación nunca fue buena y acababa recayendo. Aún así, siempre se mostró importante en las grandes citas, y para el recuerdo queda el doblete en la final de la Champions de 2018 ante el Liverpool. Salió en la segunda parte y anotó un gol desde lejísimos del área, con ayuda incluida de Karius, y una chilena para el recuerdo. De no haber tenido lesiones, estaríamos hablando, casi seguro, de un jugador ganador del Balón de Oro.