La apatía condena al Real Madrid esta temporada
Ni el más pesimista podía imaginar en septiembre que después de una recta final supersónica en la liga anterior y de los múltiples seísmos en 'Can Barça', el Real Madrid iba a estar en la situación actual en enero de 2021. El presagio ya era malo en el cierre del ejercicio anterior, pasando a octavos de Champions in extremis y con un Atlético mandón en el campeonato doméstico. Ahora, con enero maduro, los de Zinedine Zidane han dicho adiós a la Supercopa de España y a la Copa del Rey en cuestión de seis días y de manera hilarante. Dos títulos curiosos que, con el calibre del Real, debes ganar, que si pierdes se desmerecen y que si levantas pueden salvar el pellejo en junio.
La sensación es que el Madrid se ha tomado la temporada como una transición, donde cualquier decepción tiene un indulto exacerbado. Con la decisión de no abrir el grifo en materia de fichajes se justifica cualquier descalabro, y Zidane, único técnico con un crédito infinito en la historia del club, tiene el amparo de las altas esferas hasta junio. Viviendo en el futuro el Madrid se ha olvidado del presente. K.O. en la mitad de los trofeos en disputa, tiene en chino LaLiga y con el nivel actual solo un milagro le condecoraría en Champions. En el horizonte pesa y de qué manera una temporada en blanco con un cuerpo técnico y una plantilla completamente inapetentes, donde el paso del testigo no se produce y a los que se les tiene que hacer no están preparados. Quién iba a pensar en semejante panorama viendo la decadencia de un F.C. Barcelona rudimentario y de madera, que debió servir de estimulante y nunca como contagio. Era una temporada que venía con el suplemento de asestar el golpe definitivo a un eterno rival agonizante, pero al que cada bochorno blanco le da alas para recobrar su naturaleza. Las sonrisas de Zidane, Isco y Marcelo en Alcoy son la mejor estampa de un año que muy prematuramente se vislumbra para olvidar por la falta de compromiso.