Monchi, ¿ayer no sacaste a tus jugadores del campo?
Contra viento y marea, el Real Madrid va a levantar en unas semanas su 35ª Liga. Y digo contra viento y marea porque los blancos llevan sufriendo arbitrajes bochornosos en contra desde la primera jornada (en realidad desde hace décadas, pero mejor centrémonos en el partido de anoche).
Para empezar, con 0-0, penalti como una catedral de Diego Carlos que el colegiado ni se digna a revisar en el monitor. Una pena máxima mucho más clara que la que se pitó el año pasado a Militao precisamente contra el Sevilla y que privó al Real Madrid de ganar la Liga. Acto seguido, el Sevilla se adelanta con un gol de falta de Rakitic... que debió ser anulado, pues Lamela empuja levemente a Alaba (que estaba en la barrera) justo antes del golpeo del croata. Debió repetirse el lanzamiento. Eso sí, es justo decir que el colegiado también perdonó la expulsión a Camavinga antes del descanso.
Ya con 2-0, y el Real Madrid en la lona, Rodrygo revivió a los de Ancelotti (tal y como hiciera unos días antes contra el Chelsea) y a partir de ahí, monólogo madridista. Llegaría el 2-2 de Vinicius... y empezó el circo. Vinicius controla claramente con el logo de Adidas. Solo un ciego no lo vería. Pues bien, le avisan desde el VAR para que vaya a mirarlo y corregir su error. Cuadra Fernández se hace el remolón y se tira un par de minutos viendo las imágenes, pensando en alguna excusa para anularlo. No encontró ninguna, y aún así invalidó el gol de Vinicius. Es difícil no pensar en conspiraciones arbitrales después de lo de anoche. Difícil no pensar en qué hubiese dicho Monchi, director deportivo del Sevilla, después del partido. Todos sabemos que al directivo hispalense le gusta hablar calentito solo cuando interesa.
Y en esas, con 2-1 en el marcador y con la sensación de haber sido robado, el Real Madrid sacó a relucir esa grandeza que le caracteriza. Ese ADN que le impulsa a no dar un partido hasta el pitido final. Tras el gol de Nacho, cualquier otro equipo hubiese defendido el resultado, pero los blancos buscaron y encontraron el tanto de la victoria. ¿Quién si no? Karim. Y es que al final, el Real Madrid es inevitable.