Odegaard y la mente débil
Pocos se acordarán ya de cuando llegó en enero de 2015. Solo tenía 16 años y muchos tenían puestos sus ojos en la calidad de un chaval de Noruega del que probablemente no habían visto ni oído nunca. Debutó también joven con Ancelotti, pero se le veía que le faltaba garra, como es lógico en una persona que se está formando. Pero quedó claro que el toque de balón que tenía era único y debía aprovecharlo el conjunto blanco. Se fue cedido a varios equipos. La temporada pasada volvió al Madrid, supuestamente más maduro, aunque jamás cumplió con los blancos. Zidane hizo todo lo posible para encajarlo, pero no funcionó.
En enero de este año Odegaard, que no jugaba ya, decidió rendirse e irse al Arsenal. Lo que no sabía era que si aguantaba un poco podía haber sido titular, a tenor de todas las lesiones que hubo en el centro del campo del equipo en los posteriores meses. Pero para saber eso hay que tener paciencia, y ello lleva a una madurez que no tiene. La cabeza es el peor pasajero para un deportista y a Odegaard le falla bastante. Ahora puede volver a repetir el error del pasado. Marcharse antes de tiempo porque no tiene hueco u oportunidades. Pero, ¿quién dice eso? Kroos está lesionado, Modric no podrá aguantar toda la temporada al mismo nivel –¿o sí?– y Odegaard puede ser protagonista. Debe luchar y demostrar que sí tiene hueco. De lo contrario, si se rinde, su etapa en el Madrid debería cerrarse para siempre.