Se apaga la llama
Si no es en invierno, como él mismo ha insinuado, será en verano, cuando concluya su contrato. Todo apunta a que estamos viviendo el último año de Luka Modric en el Real Madrid. Su protagonismo ha caído en picado (cuatro titularidades en once partidos) y en sus últimas apariciones públicas con la selección de Croacia, el centrocampista se ha mostrado descontento por su nuevo rol en el equipo merengue: "Es una situación nueva para mí. Es verdad que ya no juego como antes, ni tanto como me gustaría. Quiero jugar cada tres días si es necesario".
Su calidad es incuestionable y su aportación en estos más de once años como madridista es ejemplar e impresionante. Sin embargo, los jóvenes cada vez van ganando más terreno en el conjunto blanco. Es ley de vida, algún día tenía que pasar, y parece que será esta temporada. Esa llama llena de magia que siempre ha portado Modric consigo se está apagando. El momento que nunca queríamos que llegase se acerca irremediablemente. Si bien es cierto que el futuro del Real Madrid está asegurado con una nueva camada de jóvenes estrellas, un servidor va a echar mucho de menos ese halo de luz con el '10' a la espalda. Va a ser una cuenta atrás complicada. Observen atentamente cada partido de Lukita porque cualquiera podría ser el último. Empápense y dejen iluminarse por los últimos remanentes de una de las llamas más hermosas y mágicas del fútbol. Modric se nos va.