Un clásico en el mejor momento
Este es el mejor momento posible para disputar un clásico. Y no lo digo en broma. Puede parecerlo porque los últimos partidos del Real Madrid no han sido buenos. Contra el Valencia se rozó el descalabro y se ganó en penaltis, frente al Villarreal se confirmó el bajón que se venía visualizando en Cáceres y en Valladolid... No hay duda de que este no es el equipo voraz e imbatible de antes del parón. Se ha perdido intensidad, concentración... (sirvan de ejemplo los dos goles encajados ante Villarreal y Valencia justo después del descanso). Las sensaciones no son para nada positivas.
Los últimos partidos no invitan al optimismo y los problemas físicos de varios jugadores tampoco (Tchouaméni, Alaba y Lucas lesionados; Camavinga y Valverde tocados; Militao, Carvajal y Mendy entre algodones...). ¿De verdad es el mejor momento para enfrentarse al Barcelona en una final de la Supercopa? Pues sí, porque es ahora, en estos momentos dubitativos y complicados, cuando el Real Madrid más se crece.
¿Cómo llegó el equipo el año pasado a las semifinales de la Supercopa? ¿Cómo llegó antes del famoso 0-4? ¿Y cómo llegó el Barça? Cuando los blancos llegan sobrados, sintiéndose superiores... terminan sufriendo más de la cuenta o, peor aún, derrotados. Cuando las fuerzas están más igualadas, o todo parece en su contra, los madridistas tiran de orgullo y pundonor para demostrar quién manda en España, en Europa y en el mundo. ¿Qué pasó en el último clásico en el Bernabéu? Ambos llegaban luchando por el liderato, todo muy igualado... y el Madrid se puso 2-0; lo que dio paso a la relajación, el 2-1, los momentos de aprieto y la resolución de Rodrygo (3-1). Nos viene mejor dejar que se confíe el Barcelona ante las claras dudas que están dejando los de Ancelotti, quienes cuentan con una gran oportunidad de resarcirse, de disipar esas dudas y de demostrar nuevamente que son los supercampeones de España y de Europa. Es el mejor momento.