Yuruse, Borussia... Kore de saigo da

El último partido de la temporada, y tiene que ser entre dos clásicos. El Real Madrid y el Borussia Dortmund, dos equipos que se han ganado el prestigio del continente por méritos propios, y que figuran entre los clubes con más recorrido y unos valores que superan a la inmensa mayoría de clubes. El rey de la historia del deporte frente a uno de los grandes de Alemania, que no es poco. Muchos dan la final de esta Champions por ganada, y ninguno de ellos es madridista, son nuestros rivales dentro de España. Nosotros vamos con cautela, y pese a ganar 14 trofeos en esta competición, sabemos que nada es fácil, y que no hay regalos dentro de la Copa de Europa. 

No he visto a mi Real Madrid perder nunca una final, y es que desde la 'Novena' solo he visto victorias en la Champions. Desde aquella volea de Zinedine Zidane al Bayer Leverkusen -otro alemán-, hasta el cabezazo de Sergio Ramos en el 92:48 o aquel penalti de Gareth Bale completamente cojo y tirando de grandeza, la que muchos madridistas le intentaron -y siguen- quitar. También aquel baño a una Juventus que parecía invencible en defensa, o el doblete del galés con chilena incluida frente al Liverpool. Hasta la última de ellas, donde Thibaut Courtois se erigió como los testudos romanos frente a los enemigos, y también ante los de Jurgen Klopp. Esta vez toca el Borussia, y no me gustan los favoritismos.

Marco Licinio Craso murió en la batalla de Carras pensando que la invasión de Mesopotamia sería sencilla, acostumbrado a que el Imperio Romano arrasase por donde pasase. No fue así, y es una de las muertes más violentas y trágicas de la historia de aquel régimen. Sabemos que el Real Madrid está hecho de otra pasta, y que es la grandeza hecha institución que ningún, y como historiador lo afirmo rotundamente, elemento ha podido siquiera alcanzar nunca. Pese a ello, siempre habrá una primera ocasión para todo, aunque la del sábado no lo será. Lo siento, Borussia, esta será la última vez.

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