Iconoclasta
La dimensión del Madrid es tan grande que, al parecer, todos en el planeta Tierra se creen con derecho de opinar sobre lo que debería hacer el club blanco con su patrimonio dentro de la cancha y fuera de ella. Esto aplica también para aficionados de otros clubes, tradicionalmente antimadridistas, que llenan espacios en todo tipo de medios opinando sobre lo que, a su parcializado juicio, debería hacer el club al que profesan un odio recalcitrante, casi siempre inculcado desde la niñez.
Los gestos como el de ir a Lorca, como el que se tuvo con la Real Sociedad o el que se tendrá con el Deportivo ¿dónde quedan?, el Madrid tiene una naturaleza solidaria pero nada de esto parece importar cuando, al pagar lo que pide el Tottenham por Bale, se convierte en una "ofensa para la situación actual del mundo" entre otros ejercicios en demagogia. ¿De qué valen los mencionados gestos?, de todas formas se venderá -y lo que es peor, calará- la idea del capitalismo salvaje e imperialista del Real Madrid y de la inaceptable actitud en gastarse su dinero como mejor plazca. Aunque otros clubes tengan la nómina más cara de todo el deporte y no se sepa con claridad cuanto han pagado por ciertos fichajes, eso no importa.
A veces, por rabia, desearía que el Madrid si fuese como lo venden. Si nos van a tratar como los malos de la película ¿por qué no serlos?, sería increíblemente divertido. Ahí sí que tendrían motivos para criticar, pero al menos no pasaríamos tanto tiempo desmintiéndolos, lo solucionaríamos con un 'Sí, lo hicimos ¿y qué?, lo hicimos porque podíamos, porque queríamos, porque nos dio la gana, ¿y qué?' Un Real Madrid punk, pero millonario.
Tendrá el Real Madrid que disculparse ante el mundo por ser el club de fútbol que más dinero ingresa por año. O por ser el club deportivo mejor valorado globalmente sobre gigantes del deporte norteamericano. Aunque, conociendo a los elementos, haga lo que haga el Madrid será siempre, injustamente, criticado hasta la saciedad.
De esta misma estirpe de gente surge el que quiere saber y mandar más que el entrenador del Real Madrid, sino véase el penoso circo montado tras la titularidad de Diego López y su extensión al asqueroso hecho suscitado durante el Trofeo Santiago Bernabéu. Pitos y aplausos en un juicio digno del circo romano en medio de una noche, que se suponía, era de fiesta y no de vítores al César. Fue escalofriante.
A todo ícono del Real Madrid le llegó una hora en la que verse fuera del once, con ruta al banquillo o ni siquiera en él. Incluso Alfredo Di Stéfano salió por la puerta de atrás al querer mandar más que su entrenador por status y trayectoria, terminó sus días de futbolista vistiendo los colores del Espanyol. Pocas figuras saben envejecer dentro del club, casi todos han creado un problema al ver que sus días finales se acercaban. El Real Madrid es un club iconoclasta. El único símbolo, el único emblema es el escudo sobre el pecho.
Anoche, en Granada, Diego López volvió a ser titular. Ancelotti se reafirma en su posición -dando la razón, de paso, a la decisión del entrenador anterior- aconsejado siempre por Villiam Vecchi, el preparador de porteros del cuerpo técnico. Algún aficionado madridista con más nostalgia que cabeza verá mala la decisión, alguno incluso deseará que pierda el equipo sólo por no ver a su ídolo jugar. Pero ser no es estar y la renta del pasado no te garantiza nada en el presente. El momento de Diego López es muy dulce y está mejor que Casillas. Es simple.
Ancelotti dijo que la presión es gasolina para él, no sé si citando a Daddy Yankee o no, adelantándose al incendio. El hombre al que habían vendido como "pacificador" les ha mutado en "pirómano", no dudo que en los días venideros algún periodista trate de calzar a Mussolini dentro del árbol genealógico de Carletto, todo por la sencilla razón de buscar lo mejor para el equipo, independientemente del nombre que posea un jugador. Es extraño, por lógica a la afición debería agradarle saber que nadie en su equipo juega por decreto, que no hay vacas sagradas, sin embargo, en el madridismo se crea una guerra civil al ver que todos son tratados por igual, al ver que cualquiera -sin importar su status- tiene la misma posibilidad de entrar en un once inicial. Curioso.
Supongo que será uno de los efectos secundarios que conlleva la grandeza del Real Madrid. Que tus enemigos históricos critiquen cada movimiento y cada acción, a los mediocres la grandeza no les queda y simplemente se dedican soltar bilis porque sí. Cuando veo a cientos de antimadridistas rabiar por el fichaje de Bale, no me cabe duda que es un movimiento adecuado para el equipo. Cuando veo a cientos de antimadridistas exigir la titularidad por decreto de Casillas, más me convenzo que Diego López es el indicado. Como diría mi querida @VanessikaC: '¿Ladran? Bien, todo en orden'.