La paz social

La paz social
sábado 4 enero 2014, 00:00Opinión
de Jorge Calabrés

Ser madridista incluye un pase de por vida para una continua montaña rusa de luchas, batallas y sentimientos. El madridismo nunca vive en paz, no conoce el descanso ni supuestas etapas de transición. Todo es blanco o negro, no existe el gris ni los claroscuros. Una dicotomía que lleva habitualmente a vivir en el 'guerracivilismo' más cañí. Eres mi amigo o mi enemigo, no va más.

El Madrid es un navío en el que es imposible tener un solo capitán. Lo intentó Mourinho y salió trasquilado, a pesar de haber sido el técnico con el mayor apoyo social de la historia reciente. Solo Florentino Pérez es capaz de estar por encima del bien y del mal, al menos en eso sí ha evolucionado el club blanco. El único hombre en las últimas décadas que ha logrado conseguir la llamada paz social, que debe ser algo así como el tesoro oculto de los templarios.

En un mundo en el que la envidia y en el que el quítate tú para poneme yo son razones de peso para lapidar en público al más pintado, se ven amistades peligrosas y campañas de descrédito con fines propagandísticos. Tampoco pueden faltar los kamikazes de turno, solo que si hubieran estado presentes en la Segunda Guerra Mundial se hubieran chocado en Tokio y no en las embarcaciones de los Aliados. Cuestión de simpleza, tanto en el terreno intelectural como en el personal.

De conflictos bélicos los madridistas saben un rato, ya que son -somos- muchos los que en los últimos tres años hemos realizado un máster. El desgaste y desasosiego continuo, luchando contra los intereses de un monstruo mayor, han hecho que buena parte del madridismo esté hasta el gorro de terminar una guerra para comenzar otra. Es el odio por el odio, el ser hater por ser hater.

No todo lo nuevo es malo, ni todas las ayudas son interesadas, sobre todo cuando alguien se dedica a arreglar el destrozo de otros. Por eso la Grada de Animación se merece una oportunidad. Han sido muchos los sectores que llevan tiempo piediendo un Bernabéu más entregado y ardiente. Ahora, por circunstancias ajenas, hay una coyuntura para que diversas asociaciones y peñas se sumen a una iniciativa que debe ser integradora y no excluyente. Es hora de dejar trabajar y confiar, precisamente eso que la mayoría del madridismo pide para sus entrenadores. Comienza el 2014, un año nuevo en el que más vale la pena dejar atrás posibles guerras civiles y gastar las fuerzas en animar al Real Madrid. Algunos prefieren ver los toros desde la barrera o criticar las obras como los jubilados que pasean por el parque, pero no es momento para ello. Es el momento de aplaudir y gritar más alto que nunca.