Las estrellas Michelin de Benzema
Hay un jugador, cual filósofo de talento innato, que dentro de unos lustros sentará sobre sus rodillas a su vástago mayor. Con un sillón orejero inglés como escenario, este intelecto contará sus hazañas en la empresa más exigente del mundo y estos alucinarán al ver como su 'yayo' fue silbado con tal embrujo guardado en sus botas.
Los maravillosos tres cuartos de hora que Benzema desplegó, no en un campo cualquiera, no se borrarán de la mente de todos aquellos amantes de la plasticidad y de lo innato. De todos esos que saben ver que eso nunca lo podrán hacer, y que por ello se alegran a la vez que sienten pesadumbre.
El tacón fue la frambuesa que culminó la deliciosa tarta Sacher que Benzema cocinó para todos sus comensales. Para los que criticaron su cocina según habían cenado el día anterior y, en especial, para todos aquellos que paladean cada acción cual chocolate belga. Para todos, simplemente para todos.
El chef Karim se tira de los pelos, de los pocos que viste para no empañar sus movimientos, cada vez que oye 'alegres' e insensatos murmullos contra su persona por intentar innovar mientras que el mismo público eyacula con la comida rápida que ofrecen algunos. Pero esto acaba por resbalarle a un Karim que es de teflón. Mismo material que recubre sus bajos para dejar un tacón histórico a Cristiano.
Por desgracia, Benzema tendrá que decir a sus nietos que un día fue silbado en un campo donde se jartaban de apreciar la técnica y el espectáculo. Por suerte, Karim continuará haciendo verdad sus maravillosas recetas mentales para el deleite de los que sí le aprecian.
PD: "Existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos." Elbert Hubbard