Los chicos de Zidane invitan a soñar

14.10.2014 17:58 de  Andrea Sánchez  Twitter:    ver lecturas
Los chicos de Zidane invitan a soñar
© foto de Andrea Sánchez

El Real Madrid Castilla volvió a ganar, y lo hizo con una goleada. Fueron cuatro, pero bien podrían haber sido unos cuántos más. Desde que en el minuto 9 Medrán pusiera el 1-0 en el marcador, los blancos fueron dueños y señores de un partido que resultó más fácil de lo esperado. Burgui, Narváez y Aguza volvieron locos a los defensas rivales. Incluso Noblejas se atrevió a incorporarse al ataque. El zaguero se disfrazó de ‘9’ y cerca estuvo de conseguir su premio en forma de gol.

Cuando apenas habían trascurrido 10 minutos de la segunda parte, Abasola recortó distancias en el marcador. Pero de poco sirvió ante el mejor Castilla en lo que llevamos de temporada. Los castillistas ni se inmutaron con el tanto encajado y siguieron a lo suyo. Marearon a los vascos, que parecían no saber ni dónde estaba el balón. El campo se inclinó sobre la portería de Iturioz, que veía como los goles llegaban uno tras otro.

Aguza quiso rematar la jugada y terminar de matar al rival. El mediocentro hizo el cuarto gol de su equipo en el 75, y el segundo en su cuenta particular. Partidazo en mayúsculas del catalán tras su lesión. El Di Stéfano directamente enmudeció y solo pudo sentarse a admirar toda esa magia que atesoran sus botas.

Pero no solo fueron buenos los blancos en ataque. Yáñez se propuso ponerle las cosas difíciles a Zidane, ¡y vaya si lo consiguió! El de Blanes demostró que la portería está a salvo con él. Nada pudo hacer en el gol, pero se lució cuando tuvo la oportunidad y seguramente hizo temblar a Herrero, que vio el partido desde casa debido a su lesión.

Sin embargo, no todo fueron buenas noticias para los de Zidane. El francés, por cierto, estuvo de nuevo en el banquillo a pesar de la amenaza de sanción. Con varios jugadores lesionados, ‘Zizou’ tuvo que ingeniárselas para construir un nuevo Castilla. Y desde luego que el experimento fue de lo más acertado. Sin de Tomás ni Markkannen, lesionados, el francés apostó por el joven Narváez, que marcó pero se lesionó. Un debut agridulce para el colombiano, que tuvo que abandonar el terreno de juego junto a las asistencias.

Lesiones aparte, el filial blanco volvió a sonreír, y la afición sonrió con él, ¡y que dure mucho toda esta alegría!