Madrid vibra por ella
Cuando en una eliminatoria de Champions un equipo se enfrenta al Real Madrid, el único que puede tener miedo es el rival del equipo blanco. La condición de histórico, de ganador, y de mejor club del siglo XX la monopoliza el Madrid gracias a esta competición. El miedo se acentúa cuando uno repasa la huella que ha dejado el Real por la mejor competición del mundo, la Copa de Europa.
Sin presión, apartando la condición de favorito, y tras haber ganado la Copa del Rey, el Madrid llega empujado y hambriento a las semifinales que enfrentarán a los dos equipos en uno de los clásicos de Europa. En la memoria madridista se hallan imborrables aquellas gestas como el gol de Geremi, o el de Anelka, incluso la arrogancia de Kahn pasando por el pisotón de Juanito a Matthaus - que interiorizaron en los alemanes el miedo de enfrentarse al glorioso Madrid. Miedo que perdura, y que existe, pese al estado inmejorable de este Bayern, que consiguió la Liga sin mancharse las manos y que ha ido aplastando a los rivales que han osado cruzarse en su camino. Un Bayern que, a decir verdad, está sobrevalorado en España y que maneja como puede debilidades en defensa más que evidentes.
Pero, el que porta el escudo de la excelencia no es otro que el Real Madrid. En volandas tras aplastar al Barcelona en la Copa del Rey, inmerso en la pelea por la Liga y ansioso de victoria en su competición, la Champions, la eliminatoria se presenta divertida. Con un Gareth Bale que ya dio su primer fruto, la Copa, con una imperiosa cabalgada que ha dado la vuelta al mundo y que ha ridiculizado a los gurús que preveían en él un jugador que por no saber, no sabía ni jugar a fútbol. Cabalgada que bajo la tez blanquecina que porta todo galés, nos hizo descubrir dos piernas en forma de armas antinaturales que parecen fabricadas por Hattori Hanzo para el objetivo mayor. Pero el Madrid hace de Bale un recurso más. Con la reaparición del mejor jugador del mundo, Cristiano Ronaldo, preparado para seguir deslumbrado a todo el mundo y con la mescolanza de atributos que fusionan una defensa recia comandada por un colosal Pepe, y un ataque demoledor comandado por Karim y Di María, los madridistas preparan los tintes de guerra para alcanzar la 'Deseada'.
No es un objetivo. Es EL OBJETIVO. La razón de ser del Madrid reside en esta copa. Y Madrid, vibra por ella.