No te hagas la víctima, Gareth

07.09.2019 17:15 de  Diego Fuentes  Twitter:    ver lecturas
No te hagas la víctima, Gareth
Bernabeudigital.com
© foto de Insidefoto/Image Sport

El mercado de fichajes cerró el pasado lunes y con él parecía que se clausuraría todo el terremoto concerniente a Gareth Bale este verano. Pero el galés se encargó de demostrar lo contrario al primer viaje que ha emprendido con su selección esta temporada. Desde la concentración con Gales, el de Cardiff se atavió el traje de ofendido después de todo lo acontecido con el Real Madrid este verano. Su inicio de campeonato no exime al jugador de las críticas, ¿o acaso hay que sufrir amnesia con los años anteriores? A Bale le han salvado cuatro noches de las de los focos, la mediaticidad y el confeti en las postrimerías, pero no todos olvidan su escaso compromiso, sus salidas de tono, sus lesiones y su comportamiento cuestionable y el de su agente a lo largo de estos años. Tampoco que en 2013 llegase con la vitola de sucesor del cetro que cediese Cristiano Ronaldo y que ahora la comparación sea hilarante.

Bale ha aprovechado el dubitativo inicio del Madrid en el que ha salvado los muebles en Vigo y Villarreal para hablar ahora lejos de Valdebebas, denotando cobardía y resentimiento. Nadie duda de su inmensa calidad, y es que con Gales es completamente otro. Allí siempre rinde, y no gracias a estar abastecido de jugadores de primer nivel como en el Real Madrid. Zidane no gestionó bien su situación en verano y la rueda de prensa en Houston todavía resuena en los tímpanos del '11', pero que sea un jugador necesario para el actual Real Madrid por la situación del club y la escasez de pretendientes no le concede el permiso para sacar los pies del tiesto fuera del terreno de juego. Si con los James, Keylor, Llorente, Reguilón y Ceballos el Real Madrid no ha sido justo, con Bale tenía motivos de sobra para buscarle destino. Hay que hablar sobre el campo, pero no en contadas ocasiones. Hay que ser constante cada fin de semana, Gareth. Cuatro partidos buenos no pesan más que todo lo demás en la balanza ni deben dar pie a órdagos de estrellita.