"Papá, ¿por qué somos del Madrid?"

28.05.2014 08:00 de  David Marcos  Twitter:    ver lecturas
"Papá, ¿por qué somos del Madrid?"
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Cuenta la leyenda que en 1902, un grupo de jóvenes creó el Foot-Ball Sky que después pasó a llamarse Madrid Foot-Ball Club. Tras varios años donde el equipo fue creciendo y cosechando éxitos, en 1920 le llegó su primer gran título; Alfonso XIII de Borbón les concedió el nombre de Real, convirtiéndose en el Real Madrid Foot-Ball Club y con derecho para portar la corona en su escudo.

Desde entonces, 94 años de victorias, derrotas, sufrimientos pero sobre todo alegrías. Un sentimiento que ha ido in crescendo, en especial desde que un argentino de nombre Alfredo aterrizase en Madrid y convirtiese al equipo en toda una leyenda del fútbol en Europa. Todos esos éxitos a lo largo de los años han ido formando lo que hoy es el Real Madrid, el mejor club del siglo XX (título ya reconocido) y el club más grande del mundo (pese a quién le pese).

Ahora, son días felices para el madridismo. El título ganado en Lisboa llega tras varios años de incesante trabajo y a la continuación de un proyecto que ha visto su coronación con la ‘Décima’. Sin embargo, aunque sea algo difícil de entender, no siempre fueron buenos tiempos en Chamartín. Hubo años en los que simplemente pasar de octavos de la Champions parecía una quimera. Años en los que no importaba la Copa del Rey. Años en los que la Liga parecía la única competición asequible para los blancos, algo impensable conociendo la historia madridista.

A pesar de ello, el aficionado nunca dio la espalda a su equipo. Se le criticó, y mucho, pero siempre con la idea de volver a recuperar la esencia de un Madrid grande, de un Madrid luchador, pero sobre todo, de un Madrid ganador. Ese ansia y ese espíritu nos ha llevado a ser el punching-ball de todos, bien sean equipos, instituciones o aficionados. Porque según su teoría, el Madrid representa lo peor. Somos el vicio que hay que erradicar. Somos la peste, el cólera y el tifus al mismo tiempo. Si para volver a la élite nos gastamos 100 millones en un jugador, se critica. Si preferimos a un croata en lugar de un español, se critica. Si fichamos caro a un español con muchísimo futuro, se critica.

¿Pero sabéis una cosa? Nos encanta. No hay nada mejor que estar siempre en el centro de atención para saber que pase lo que pase, estés involucrado o no, todo el mundo tiene madriditis, desde un obispo hasta el alcalde de una ciudad. Por eso ser del Madrid es tan grande, porque noches como la del sábado en Lisboa solo te las puede dar este equipo. Puedes estar 60 minutos pensando en lo que va a ser  el verano si el Atlético gana la Champions, que en cuestión de segundos, en lo que dura un suspiro, ves como un señor de Camas se eleva por encima del resto para marcar el gol de la ‘Décima’.

Ese preciso instante ha quedado guardado en la memoria de todo aficionado madridista. Gente llorando, abrazándose con desconocidos como si fuesen hermanos, y todo por el Real Madrid. Ese madridismo también se ve en la carrera de Xabi Alonso, ese madridista "adoptado", en el gol de Bale. Se ve en ese Marcus Slaughter viajando con el equipo a Múnich. Se ve en el homenaje de Arbeloa a Dick, al que muchos, entre los que me incluyo, no conocimos ni intercambiamos mensajes, pero que se ha convertido en toda una leyenda. Se ve en los muchísimos vídeos que circulan por internet, con unos hermanos serbios saltando y llorando como madridistas de cuna. Se ve en ese Santiago Bernabéu, donde a falta de 2 minutos, los 80.000 seguían creyendo, seguían confiando en el equipo. ¿Por qué? Porque somos el Real Madrid y ya lo dice uno de nuestros lemas: hasta el final, vamos Real.

En definitiva, a todos nos llegará el día en que tendremos que bautizar a nuestros hijos en la fe blanca, y llegará un día en que ellos os preguntarán; "Papá, ¿por qué somos del Madrid?". En ese momento, con toda la tranquilidad y el conocimiento que proporciona tantos años de experiencia, simplemente les contestaréis; "porque no hay nada más".

David Marcos
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David Marcos
Conmigo quién quiera, contra mí quién pueda". Un día me hice seguidor del Real Madrid y desde entonces he disfrutado de pasillos, carreras eternas hasta el banquillo para celebrar un gol o voleas gloriosas. Sin embargo, siempre queda en el tintero todo aquello que el tiempo no te ha dejado disfrutar. Por los que se fueron, que no volverán, pero jamás se marcharán.