Sentencia vs. Resurrección
Llegó el día grande. Valencia se prepara para acoger en unas horas una nueva final entre Real Madrid y Barcelona para decidir al campeón de la Copa del Rey, el primer título en ciernes de la temporada. Los dos equipos llegan en situaciones completamente contrapuestas, pero en una final y en especial, en un duelo entre ambos, poco afecta lo que haya pasado o lo que aún quede por suceder durante la temporada. Sin embargo, este duelo, en especial para el Barcelona, puede suponer la resurrección tras la derrota en Liga de Campeones y la mala imagen ofrecida en Granada. Para el Madrid, puede ser dar la puntilla a su eterno rival y acabar con la única competición en la que tiene opciones reales de lograr el título.
Los blancos llegan tras recuperar el segundo puesto en la Liga y con la eliminatoria ante el Bayern en un horizonte no muy lejano. Sin embargo, las numerosas bajas con las que se presenta el conjunto madridista equilibra la balanza entre ambos equipos. Además de las ya sabidas de Khedira, Arbeloa y Jesé, las ausencias de Marcelo y sobre todo Cristiano merman aún más el poderío ofensivo del equipo. Sin el brasileño en el lateral, Coentrao será el encargado de frenar las internadas de Alves, Messi o Alexis. El portugués es un seguro en defensa, quizá lo más importante para un lateral si te enfrentas al Barça. En ataque, Isco sustituirá al de Madeira, que trabaja a destajo para llegar al duelo contra el Bayern y no podrá repetir en el campo lo logrado en 2011, también en Mestalla y contra el Barcelona.
En la otra orilla, más que bajas, el principal problema es el ambiente que parece desprender el equipo. La derrota ante el Atlético en Champions, y en especial la imagen mostrada en Granada hacen temblar los cimientos de los blaugranas, que ven la Copa como la única opción de salvar una temporada para olvidar. Por ello, el partido de esta noche es más que una simple final. Los de Ancelotti tienen que salir a morder desde el principio, a presionar cada balón y a jugar con intensidad desde el momento en que Mateu anuncie el comienzo del partido. Porque es el momento de acabar con el eterno rival, porque hemos soportado ataques constantes de forma casi continua y porque sería un impulso anímico de cara al final de la temporada.
Tras haber encontrado la fórmula para acabar con el Barcelona, incluso jugando con los suplentes, este año hemos pecado otra vez de inferioridad, de salir a los partidos simplemente a ver lo que ocurre y no a ser nosotros los que manejen el encuentro. Pero sobre todo, por las decenas de aficionados que se han trasladado y se van a trasladar durante el día de hoy hasta Valencia con el sueño y el deseo de volver la madrugada del jueves con la Copa del Rey bajo el brazo.