Todo a una carta
Después de dejar pasar la enésima oportunidad de luchar por una Liga que en la última semana podría haber quedado decidida, el Real Madrid pone ya todos sus esfuerzos en la cita del próximo 24 de mayo en Lisboa. Tras quedar matemáticamente fuera de la batalla por el título, el conjunto blanco podrá hacer ya sin disimulo lo que lleva haciendo desde que arrasara el Allianz Arena el pasado 29 de abril.
Desde aquella gloriosa noche europea, el equipo parece mirar al campeonato liguero como un torneo de verano, una pachanga entre amigos que solo sirve para preparar el partido que da sentido a toda la temporada: la final de la Champions League. De nada sirvió que Atlético y Barcelona tropezasen en sus dos últimos compromisos. Los blancos no supieron aprovechar esta ventaja, a la que había que añadir el partido extra en Valladolid que le podía meter de nuevo en la lucha.
Tras tropezar inesperadamente en casa ante un Valencia que venía de recibir tres días antes una de las más dolorosas derrotas que este deporte te puede dar, el equipo se desmoronó en Valladolid y Vigo, repitiendo la experiencia ya vivida tras la derrota en el último clásico liguero y en el Sánchez Pizjuán consecutivamente. Dos semanas negras que han costado muy caras al equipo, situación totalmente opuesta a la de un desahuciado Barcelona que le ha caído una última oportunidad de oro en las manos.
Toda una temporada en un solo partido. De ganar al Atlético de Madrid el próximo 24 de mayo, este nefasto final de Liga quedará en una simple anécdota en la temporada de la Décima, en cambio, si no sale bien la cita en Da Luz, sería imperdonable que el Real Madrid haya tirado el torneo de la regularidad de una manera tan absurda.
Mucho riesgo para el equipo y para el propio Carlo Ancelotti, que en un club tan vinculado a los resultados finales obtendrá una nota a su primera temporada en función de lo que ocurra en Lisboa. Si la moneda sale cruz, la campaña rasparía el aprobado, con la única alegría de la Copa del Rey ganada en Mestalla. Pero si sale cara, el técnico italiano pasaría a los altares del madridismo y firmaría el mejor curso de la historia reciente del club blanco.
La 'Décima', el mejor consuelo posible para un año en el que el sueño del triplete ha estado más cerca que nunca.