Un golpe encima de la mesa
El Clásico ya está a la vuelta de la esquina. Mañana se disputará el encuentro más esperado del año, por barcelonistas, madridistas y aficionados de todo el mundo en una hora y media en la que, esperemos, el fútbol sea el gran protagonista. Dos equipos que conforman el top de los mejores del globo, un escenario impresionante y un verde plagado de estrellas. El Madrid de Zidane llega ligeramente mejor, más estable y con una fiabilidad que no se había visto hasta este punto de la temporada. Los de Valverde, por su parte, no lo afrontan en un mal momento tampoco, aunque con dudas en cuanto a la calidad de juego desplegado en ciertos encuentros que acabaron ganando.
La gran duda blanca reside en la selección de efectivos para la contienda, con una línea defensiva ya conocida y condicionada únicamente por la vuelta de Mendy, y un centro del campo en el que Valverde, Casemiro y Kroos son fijos. Lo lógico sería pensar que el francés optará por Isco de enganche, proponiendo un mayor control en la línea medular con cuatro volantes, frente a los tres que suele poner Valverde, con De Jong, Busquets y Rakitic o Arthur. A partir de ahí, arriba también hay dudas, la ausencia de Hazard, que sería indiscutible, brinda la oportunidad a Rodrygo de lucirse en el mejor de los lugares para ello, y también a Vinícius, para quien un buen partido en Barcelona significaría una reivindicación en toda regla. El tapado es Bale, que no ha jugado mucho en los últimos partidos, y tras todas las polémicas podría ser de la partida en un campo en el que suele haber muchos espacios aprovechables para su verticalidad.
Del otro lado esperarán Suárez, Messi, Griezmann y compañía, que siempre tienen ganas a los blancos, pero lo único cierto en este tipo de partidos es que nada de lo que haya ocurrido anteriormente cuenta. No se deben tomar precedentes porque no sirven de nada, es borrón y cuenta nueva, una cuenta crucial para el devenir de LaLiga y de la temporada. Una victoria de los merengues sería un enorme golpe encima de la mesa, una forma de anunciar que el gigante definitivamente está de vuelta y un aviso a Guardiola, que seguramente ya hoy estará preocupado por su City.