Welcome home, my dear
¡Por fin! Nuestro kheridísimo Garesito Bale está ya haciendo la maletas y, en menos de lo que Casillas calienta, tenemos la guinda -o una de ellas, ojito- acomodada en el centro del pastel de Carletto. "¡No lo necesitamos! ¡Tenemos un equipazo sin necesidad de gastar ese dineral! ¡Siempre pasa lo mismo!" Dirán algunos. Mis obtusos amigos, dejadme que os diga que hay cosas en la vida que uno no necesita, simplemente las desea y, por lo tanto, no las deja pasar si se le ponen delante. Gareth Bale es un coche de superlujo, un diamante de muchos quilates, un plato de angulas y una copa de Château Lafite Rothschild. Claro que podemos conducir un León, comprarnos algo de bisutería cuca y comernos unas Gulas del Norte con una Cruzcampo. Por pasar, no pasa nada. Nos podemos conformar con ello y hasta nos gusta porque emanamos pura esencia campechana.
Pero un jugador como Bale no se necesita, se anhela. Se compra, si se puede, y se disfruta hasta el morir. Se mima -en un sentido no Florentiniano del concepto mimo- y se paladea. Es uno de esos futbolistas diferentes que hacen que un equipo pase de ser fantástico a único y que un club sea envidiado y admirado a partes iguales. Señores, hemos fichado un Cristiano Ronaldo en una versión más joven y con un futuro por delante abrumador. Un futuro blanco y reluciente. Todavía me acuerdo de los infieles que ponían en duda la llegada del hoy unánimemente venerado Cristiano: "¿¡Estamos locos!? ¿Cómo pagamos eso por un jugador? ¡Si además es un chulo! ¡Es una vergüenza! Bla, bla, crash... cantera... bla, crash, crash, dame más pipas". ¡Já! Esos mismos que esperaron 3 años para ovacionar a un jugador de leyenda pero que se desgañitaron animando a los Llorentes y a los Silvas son los que ahora se alteran porque vayamos a pagar 100 millones -o un poco menos- por un caramelo irresistible como Garesito Bale, que además nos quiere mucho y se siente más blanco que Bernabéu.
El júrgol es asín, pardiez. Todo vale mucho dinero. Es muy inmoral y muy indignante, sí. Pero nos gusta igualmente, no nos hagamos ahora los guays. Bale se incorpora a la mejor plantilla blanca de los últimos.... de siempre, diría yo, para darle otro plus de excelencia que puede marcar la diferencia si Carletto sabe gestionar el grupo. Aunque viendo que su primera decisión en la elección del portero titular ante el Betis -todavía me entra la risa floja- fue un puñetazo en los morros de más de uno y de más de dos, confío en su criterio y su profesionalidad para ello. Ya confiaba antes, porque desde esta postmauriñista cuenta somos muy de Carletto, que es lo que toca, pero tengo que confesar que no creía que el míster fuera a apostar por Superlópez de primeras. Independientemente de que Diego vaya o no vaya a ser el portero titular del Madrid de Ancelotti -habrá que esperar para comprobarlo-, me mereció un "olé" dicho muy alto y con musho arte que a Carlo le resbalara la infame campaña mediática procasillista para decidir a quién ponía bajo palos en el estreno liguero. El zasquita se lo llevan. Y el guiño carlettiano para nosotros. Y para Mou.
Lo dicho. Bienvenido a la White House, Bale.