El Real Madrid de baloncesto cambia de piel: más ataque, menos defensa

El Real Madrid de baloncesto cambia de piel: más ataque, menos defensa
© foto de Iván del Dedo Martín
Oggi alle 14:30Baloncesto
de Iván del Dedo
Las cifras confirman que los blancos producen más en ataque que el curso pasado, pero también conceden más en labores defensivas

El Real Madrid de baloncesto ha comenzado la temporada 2025-26 concediendo más puntos que el curso pasado, tanto en Liga Endesa como en Euroliga. Los datos lo confirman, pero el análisis va más allá de una simple regresión defensiva. El equipo blanco también ha incrementado su producción ofensiva, lo que dibuja un escenario claro: el Madrid está inmerso en un cambio de modelo, con un nuevo cuerpo técnico, una plantilla retocada y una identidad aún en construcción.

Si se comparan únicamente las competiciones comunes —Liga Endesa y Euroliga— y se dejan al margen los playoffs y la Copa del Rey por no poder comparar aún al no haberse disputado este año, los números muestran una tendencia clara. En la liga regular de la Liga Endesa, el Real Madrid ha pasado de encajar 77,7 puntos por partido la pasada temporada a 80,5 en lo que va de la actual, con datos hasta el 15 de diciembre. En Euroliga, el aumento es más leve, pero también existe: de 82,1 puntos encajados por encuentro en el curso anterior a 83,2 este año.

La lectura defensiva es evidente: el equipo concede más. Sin embargo, el contexto cambia cuando se observa el otro lado de la pista. En Liga Endesa, el Real Madrid ha elevado su anotación de 87,3 puntos por partido a 90,9 esta temporada. En Euroliga, también hay un ligero crecimiento ofensivo, de 84,2 a 84,7 puntos por encuentro. El balance es claro: el Madrid no sólo recibe más, sino que también produce más.

Este doble movimiento no es casual. La llegada de Sergio Scariolo al banquillo marcó un punto de inflexión tras una etapa prolongada con un modelo muy asentado. El técnico italiano aterrizó con una idea de baloncesto diferente, con mayor énfasis en el ritmo, la versatilidad y la lectura de ventajas. Junto a él, el club renovó por completo el cuerpo técnico, incorporando a Luis Guil como uno de los hombres clave en el apartado defensivo, un entrenador con reputación contrastada por su trabajo táctico y su experiencia en la selección española y clubes del país.

El cambio de staff implica, inevitablemente, un cambio de sistemas. La defensa es el aspecto del juego que más sufre estas transiciones. Nuevas normas en el bloqueo directo, distintas prioridades en las ayudas, ajustes en las rotaciones y una terminología diferente generan desajustes en los primeros meses de competición. Acciones que antes se resolvían de forma automática ahora requieren pensamiento, y eso se traduce en décimas de segundo que los rivales aprovechan.

A esta transformación se suma la adaptación de las nuevas piezas de la plantilla. El Real Madrid ha incorporado jugadores con perfiles distintos, algunos más orientados al desequilibrio ofensivo, que están todavía interiorizando los conceptos colectivos. La defensa, a diferencia del ataque, no admite atajos: depende de la coordinación, la confianza mutua y la repetición constante. Hasta que esos mecanismos se asientan, el equipo es más vulnerable.

El incremento de la anotación, especialmente en Liga Endesa, es una consecuencia directa de este proceso. El Madrid juega a más ritmo, explota mejor el talento individual y asume intercambios de golpes que el curso pasado evitaba gracias a una defensa más madura. Hoy, el equipo gana partidos desde la ofensiva con mayor frecuencia, algo que compensa —al menos en resultados— el ligero retroceso defensivo.

Nada indica que esta tendencia sea definitiva. Los equipos de Scariolo mejoran sus prestaciones defensivas conforme avanza la temporada, una vez que los conceptos se interiorizan y las rotaciones se estabilizan. La presencia de Luis Guil refuerza esa idea: el trabajo defensivo está en el centro del proyecto, aunque sus frutos no siempre sean inmediatos.

El Real Madrid encaja más puntos que el año pasado, sí, pero también anota más. Esa combinación no habla de un equipo en declive, sino de uno en transición. El reto ahora es encontrar el equilibrio entre ambas facetas y convertir ese aumento ofensivo en una defensa capaz de volver a marcar diferencias cuando la temporada entre en su fase decisiva.