Morata renunció voluntariamente a la felicidad, ¿se arrepiente?

22.04.2018 21:00 de  Pipe Olcina   ver lecturas
Morata renunció voluntariamente a la felicidad, ¿se arrepiente?
Bernabeudigital.com
© foto de Federico Gaetano

En el día de hoy, Álvaro Morata respira un poco más tranquilo. Su gol ha servido para que el Chelsea acceda a la final de la FA Cup. Tardó dos minutos desde su entrada al césped para conectar un centro de Azpilicueta, su fiel escudero en Londres, y materializar su décimo quinto gol en Inglaterra. El tercero en 2018. 

Pese a ello, las sensaciones no son buenas. El ex-madridista está lejos de su mejor nivel y por si fuera poco, con la llegada de Giroud en el mercado invernal su competencia por un puesto de titular en el Chelsea de Conte se ha visto aumentada. Dos goles en casi cuatro meses para un delantero que está en plena disputa con los Aspas, Rodrigo o Gerard Moreno por un hueco en la convocatoria de Lopetegui de cara al Mundial. 

Esta misma semana, el delantero completó una noche para el olvido: no marcó, falló una ocasión de gol clarísima y cuando fue sustituido se encaró con el público que se reía de su fallo. Por si fuera poco, le cuelga una etiqueta de casi 80 millones de euros, precio que el Chelsea pagó este mismo verano al Real Madrid por los servicios de Álvaro. 

Tras un inicio brillante (seis goles en seis jornadas y uno más, al Atlético, en Champions), su luz se ha ido apagando. La última no convocatoria es un serio aviso de Lopetegui de cara al Mundial. Ahora, este gol es un aliento de esperanza, pero justo su peor racha ha llegado en el peor momento y en su mente seguro que ronda la misma pregunta que la mayoría de ex-madridistas se hacen una vez abandonan Concha Espina. ¿Fue una decisión acertada decir adiós al Madrid? En la mayoría de casos, los que se fueron fue por no estar al nivel, pero Morata sí lo tenía. Lo único que Álvaro anhelaba era más protagonismo. ¿Lo hubiera tenido este año teniendo en cuenta los números de Benzema? Nunca lo sabremos. Lo único cierto es que decir adiós al Madrid siempre lleva una carga de arrepentimineto. Es como renunciar voluntariamente a la felicidad.