#APorLaUndécima contra todos
Empieza la cuenta atrás para la final de la Champions. Una vez acabadas las actuaciones de los teloneros, el mundo entero espera el comienzo de lo que supondrá la undécima para unos o la primera para otros. La mitad de esos espectadores, desde que el Madrid pasara a la final tras eliminar al Manchester City, ya han empezado su previa particular infravalorando, para no perder la costumbre, al equipo de Zinedine Zidane. De hecho, más que empezar lo que hacen es continuar con la campaña de desprestigio iniciada después de los partidos contra la Roma o el Wolfsburgo. De esta manera escuchamos en los medios nacionales alabar, como en Antena 3, la “exhaustiva preparación que lleva a cabo el Cholo Simeone”, como si Zidane diera días libres hasta la final a sus jugadores. “Controlan todas las comidas y tienen de forma obligatoria que desayunar y comer de manera específica”, proseguían en el informativo de la cadena, dando a entender que los preparadores del Real Madrid atiborran a los jugadores de pizzas, hamburguesas y tartas de chocolate.
Y es que es tal el apetito que suscita en la España anti-madridista que el Real Madrid pierda lo que sería su undécimo campeonato europeo que parece que es el del parche de las diez el que, según parece, se juega ganar su primera Copa de Europa. “El Atlético de Madrid saldrá a morder; van a ir a por todas”, afirmaba algún que otro periodista del Diario As en tertulias deportivas como si Cristiano, Bale, Ramos, Modric y compañía fueran a saltar al campo con apatía e inapetencia. Como si el Madrid no se jugase nada ni tuviera tantas ganas o más de batir a uno de los máximos rivales del conjunto blanco en lo que considera su reino y su campo de batalla. Y es que produce tanto pánico que el Madrid reafirme su autoridad europea con otra Champions que hasta rivales como Buffon rezan para que el Atlético de Madrid le quite el título al rey de Europa. Todo el antimadridismo unido contra el Madrid, importando poco apoyar a aquellos que te han privado de estar disputando la final, aliándose con el que haga falta, sin principio alguno, con tal de cumplir el propósito y el título más grande que puede alzar un rival del equipo blanco: la derrota del Real Madrid. Mientras toda esa vorágine de menosprecio sobrevuela el vestuario madridista, la afición, los jugadores y el cuerpo técnico se preparan, concienzudos y sabedores de que la gesta depende únicamente de ellos, para la batalla que, si todo sale como lo esperado, ratificará y consolidará el temor de los enemigos y el reinado del glorioso del Viejo Continente.