Catarsis y metafísica
El madridismo, aquí también en Cataluña, se alegra hoy más que nunca de tener a Zinedine Zidane como filósofo de nuestra primera plantilla. La metafísica llega después de la catarsis. Y es que lo merecíamos después de tener a los planetas en desorden durante tantos meses. Y eso que le puse fe y ganas al proyecto de Rafa, pero también soy humano y me equivoco como el que más.
No en vano, amigas y amigos madridistas, dos partidos han bastado a ZZ para ilusionar a todo el madridismo. Tras las goleadas ante Deportivo (5-0) y Sporting (5-1), el técnico francés ha firmado el mejor comienzo liguero de un entrenador en la historia del Real Madrid. Estos 10 goles superan los 9 que marcó el conjunto blanco en la 1993/94, en los dos primeros encuentros de Vicente del Bosque. Juan Armet y Fleitas Solich se quedaron en 8 en 1941 y 1959, respectivamente. El propio Zidane reconoció en la sala de prensa el “inicio fantástico” que ha tenido en el banquillo blanco: “Marcar dos veces cinco goles no es fácil. Sé lo que podemos hacer y lo que vamos a hacer en el futuro. No estamos más que en el principio, espero mucho de este equipo”. La siguiente prueba llegará este domingo en el Benito Villamarín frente al Betis (20:30 h, C+ Partidazo).
La metafísica de Zizou se ha fundamentado desde el principio en estructurar de la realidad que tenía, el sentido y la finalidad última de todo equipo de fútbol que se precie. La metafísica de nuestro nuevo míster tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal, administrando una dosis de empatía con todos y cada uno de los jugadores. El segundo es el de la teología, basada en él como Dios y Leyenda, por lo que se le presupone un respeto.
Todo ello consolidado después de la catarsis del equipo. Su incursión en el primero equipo derivó en una purificación emocional, corporal, mental y espiritual colectiva que nos ha ubicado de nuevo en la senda de las gestas.