Con Bale todo es posible
Arranca la Eurocopa y dos nombres han acaparado los primeros días. El primero, Payet, que fue fundamental en el triunfo de Francia ante Rumanía. El talentoso jugador se vistió de héroe para darle los tres puntos a la anfitriona con un zurdazo que se coló por toda la escuadra cuando quedaban escasos minutos para el final del partido. Pogba y Griezmann, los nombres propios que todo el mundo esperaba ver florecer, se tuvieron que hacer a un lado ante la irrupción del futbolista del West Ham, que está viviendo una segunda juventud en Inglaterra.
Precisamente del país británico llegó un galés a Madrid para liderar al mejor equipo de la historia. Mucho se dijo de su fichaje. Primero, el precio. Excesivo para un jugador que solo había jugado en el Tottenham y que tampoco es que hubiese destacado de forma exagerada. Después, que llegó lesionado. Esa famosa hernia que le va a fastidiar toda su carrera deportiva. Esa hernia que le hizo imposible dejar sentado a Bartra en la final de Copa en Mestalla. Esa hernia que le impidió saltar para hacer el segundo tanto de la final de Lisboa. Maldita hernia.
Cuando el precio y la hernia ya quedaron como argumentos obsoletos, llegó la época de su mala relación con Cristiano. Si uno hacía caso a las informaciones que leía y escuchaba, ambos jugadores debían de salir a puños cada vez que pisaban el vestuario. Esa mala relación impidió al equipo poder vencer al Atlético en Milán. Era la segunda final en tres años que el Madrid perdía por culpa de Bale.
Proclamado campeón de Europa de clubes, ahora le llega el turno con su selección. Gales quiere soñar, y con Bale todo es posible. Diez minutos tardó en marcar el primer gol de la historia de Gales en una Eurocopa. Digno reconocimiento para un jugador que, para ser un simple atleta, tiene a una ciudad y a un país a sus pies.