De amnesia e invenciones

15.12.2013 00:00 de  Roberto Gelado   ver lecturas

Salió ayer el Madrid de Ancelotti con ganas de seguir difundiendo su palabra, aún en la nube a la que le habían subido los mismos que, después del patinazo contra el Barça, recordaban que se avecinaba una pronunciada cuesta abajo en el calendario y que sería imperdonable cualquier promedio menor al de victoria por partido. El Madrid se creyó en posesión de una nueva revelación futbolística ante la que los infieles se arrodillarían asombrados. No contaron, claro, con que también hay campos como el Reyno de Navarra, cuya puerta no se suele echar abajo con palabrería.

Pudo y debió adelantarse el Madrid si a Cristiano Ronaldo, casi desaparecido ayer, no le hubiera dado por rodar una mala secuela de su penalti contra el Copenhague malgastando una dejada primorosa de Isco; o si el árbitro hubiera aplicado la misma severidad disciplinaria para dejar a Osasuna con diez y penalti en contra antes de que Ramos se lo pusiera a huevo para expulsarle a él. Ahí estuvo el gran problema: el exceso de confianza en la superioridad del juego, la convicción de que las oportunidades se van para volver, el sentido de la inoportunidad para jugarse inferioridades. Hay campos de fútbol que no se prestan a la colonización sin protesta y los siempre cordiales cánticos de El Sadar deberían haber dado una pista. Que a aquel equipo lo haya capitaneado durante años un tipo apellidado Puñal debería haber sido concluyente sobre lo que cabía esperar por aquellas tierras del norte.

Lo más gracioso, visto en perspectiva, es que el asombrado –por infructuoso– ejercicio de querer y no poder de los madridistas, en estado de shock por que aquellos bárbaros no aceptaran subyugarse a la verdad universal del toque y la calidad, viene hoy refrendado por ciertas portadas que hacen de la amnesia un valor en alza para quejarse del árbitro; horrible ayer, excusa de equipo pequeño el año pasado. Aunque claro, siempre es mejor denunciar algo que ocurrió que inventárselo, ya sea señalando a Diego López como culpable de los dos goles (¡lo que hay que leer!) –sin que haya mención al que salvó antes del empate final (¡lo que hay que no leer!)– o al indolente Di María, en injustificable huelga de tacos caídos, como reactivador del equipo.

Roberto Gelado
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Roberto Gelado
Periodista, traductor, cinéfilo y seriófilo. Estudioso de la ficción y el entretenimiento en cine y televisión, y de los fenómenos de la comunicación en casi todas sus variantes. Madridista irredento. Es doctor internacional en Comunicación, Licenciado en Traducción e Interpretación y en Periodismo. Ha impartido docencia universitaria en el área de cine del Grado de Audiovisual de la UPSA, donde también ejerció como coordinador del Máster de Guion de Ficción en Cine y TV. Actualmente es crítico de cine del diario salmantino La Gaceta y traduce literatura fantástica para la editorial La factoría de ideas.