Dios toca de oído
El madridismo, aquí también en Cataluña, se alegra hoy más que nunca de tener al Madrid funcionando como un equipo coral. Lo hace para bien y para mal. Cuando afinan sus voces son mejores que el Coro de la Luz del Mundo de Guadalajara, México. Cuando desafinan, lo hacen también al unísono.
Un Real Madrid que siempre busca ese movimiento vocal conjunto que suene a celestial. Al menos esa es siempre la partitura que quiere seguir el equipo de Benítez.
No en vano, a día de hoy, con los goles de Nacho, ante el PSG, y de Sergio Ramos, en el Sánchez Pizjuán, ya son 10 los madridistas que han marcado esta temporada. De todos ellos, Cristiano Ronaldo es el que más veces ha visto puerta con 13 tantos, seguido por Benzema, con 7. La lista de goleadores madridistas la completanJames (3), Marcelo (2), Bale (2), Jesé (2), Isco, Nacho, Ramos y Danilo. Además, el Real Madrid es el equipo más goleador de la Liga tras las primeras 11 jornadas con 26 dianas. En la competición europea también es el máximo realizador de su grupo, con 7 tantos, y ya aseguró la clasificación para los octavos de final.
Un sinfonía para la orquesta que representa nuestro primer equipo, dividida en cuatro movimientos, cada uno con un tiempo y estructura diferente. Unos movimientos musicales y futbolísticos que el equipo va cumpliendo. Estar a la altura en las tres competiciones y agradar al exigente público del Santiago Bernabéu completan el repertorio. Son famosas las sinfonías de Haydn, Mozart y Beethoven en el período clásico, pero este Madrid de Benítez va afinando sus útiles musicales para pasar a la historia.
Ahora, sólo falta que nuestro máximo artillero nos conduzca a la excelencia en la composición. Un Cristiano que necesita su mejor banda sonora para su propia película, la película más importante de su vida. Su mejor armonía que es ser el jugador más importante en la historia de nuestro club. Estamos en manos de él, que es el director de nuestra orquesta. Porque como dijo el escritor, ensayista, físico y pintor argentino Ernesto Sábato, "le expliqué que el mundo es una sinfonía, pero que Dios toca de oído".