El adiós del Mago Blanco
Era cuestión de tiempo. Todos teníamos claro que, a pesar de las constantes negaciones, regresaría a las Américas al término de esta temporada. Ha sido un adiós anunciado, pero ha dolido más, si cabe, que si nos hubiéramos enterado de sopetón. Y es que el Real Madrid ha perdido a un órgano vital de la maquinaria creada por Laso.
El 'Mago Blanco' regresará al lugar de dónde jamás debió salir. Un lugar a su medida. Una cultura merecedora de sus trucos. Probablemente, Phliadelphia no sea ni la ciudad más atractiva, ni la mejor franquicia. Eso está claro. Pero es la oportunidad de redención para un jugador mucho más maduro que el imberbe muchacho que puso rumbo a Oregon allá por 2006.
El madridismo debe estar eternamente agradecido al 'Mago Blanco'. Lo ha dado todo desde que aterrizó en el Madrid y ha formado parte de la columna vertebral que ha sostenido al equipo durante tantos y tantos años. Se ha perdido, como he dicho antes, una vértebra muy importante, pero nadie - o casi nadie - es insustituible. No se le puede echar nada en cara. Es totalmente comprensible que vuelva a la mejor liga del mundo. Aquí lo ha ganado todo y Europa es una canoa comparada con la NBA.
Ha firmado sólo un año. Si las cosas le van bien, algo que deseo fervientemente, el curso que viene probará suerte como agente libre y , quizás, vaya a un lugar todavía mejor. En el mundo del deporte nunca se sabe. Quizás haga honor a uno de sus sobrenombres - Mago Blanco - y regrese al Madrid, como Gandalf se reencontró con una parte de la Compañía tras caer en el oscuro abismo de Khazad-dûm.
Sólo quedan palabras de agradecimiento para un jugador de tamaño talento. El madridismo espera que te cobres esta pequeña vendetta que te ha devuelto la vida y sigas dando lecciones de baloncesto en la Galaxia NBA. Es tu momento, Sergio. Aprovéchalo.