El puñetazo a la Liga que nunca llega
Justo cuando Michael Robinson criticaba al Real Madrid por mantener la posesión, finalizar las jugadas por banda y centrar posteriormente al área, Carvajal, tras una jugada individual superando a Filipe Luis en un magnífico autopase, ponía un centro desde la derecha que remataba Karim Benzema al fondo de la red. El partido, que discurría entre la inacción de los de Simeone y el fútbol control que proyectó, por encima de todos, un excelso Casemiro en el equipo blanco, completando el mejor partido desde que llegara a la capital, se agitó bien avanzada la segunda parte, casi al término del partido, con el empate del Atlético de Madrid. Antes de eso, aún en la primera mitad, Keylor Navas volvió a parar un penalti después del error garrafal de Sergio Ramos, más común últimamente en el Calderón que el himno del Atleti. El empate, inexplicable analizando futbolísticamente la propuesta del conjunto de Simeone, subió al marcador después de la consumación de lo que lamento profundamente: Arbeloa no está para jugar en el Real Madrid.
Nervioso, desbordado y excesivamente lento, permitió la internada de Jackson que acabó con el gol de Vietto. De correcto a insuficiente, y de lo que habría podido ser el liderato a la segunda plaza, con los cambios y el planteamiento de Benítez, el partido de Arbeloa, y quince días de selecciones. El caldo de cultivo justo y necesario para que el parón liguero no sea tan aburrido y exasperante como ver continuamente al Real Madrid desaprovechar las ocasiones de dar un puñetazo sobre la mesa en competición liguera.