Opinión

Es peor poder y no querer, que desearlo y ser incapaz

Es peor poder y no querer, que desearlo y ser incapaz
Real Madrid
© foto de realmadrid.com
Oggi alle 15:00Opinión
de Miguel Ángel Burgos Martín
La opinión del redactor Miguel Ángel Burgos, al respecto de la nueva derrota del Real Madrid frente al Manchester City de Guardiola

El Real Madrid de Xabi Alonso no venció al Manchester City de Guardiola, pero dejó una competitiva primera parte, desde el punto de vista de la intensidad y de las ganas. El plan de partido del tolosarra tenía todo el sentido del mundo: dejar que el conjunto inglés tuviera el balón para intentar salir a la contra gracias a la velocidad de Vinicius, Gonzalo y Rodrygo. El primero de los brasileños no estuvo acertado, pero el segundo sí, y fue el mejor del encuentro después de anotar el gol merengue. Sin embargo, el partido dejó una sensación y una conclusión muy clara.

ES HASTA PEOR

Este Real Madrid, si quiere, puede. Y eso que en los últimos meses se ha hablado mucho de la personalidad y nivel de algunos futbolistas. Pero la realidad es que es incluso peor poder y no querer, que querer y no poder. Da la sensación de que muchos futbolistas eligen el partido, la noche y el escenario para destacar. Y, sobre todo, de manera colectiva saben cuándo deben dar el do de pecho para sacar el encuentro adelante. Eso ocurrió frente al Manchester City aunque no se ganara, porque sabían que era el Santiago Bernabéu y la Champions League, pero no pasó frente al Celta de Vigo.

Prácticamente celebramos cuando el Real Madrid entra con intensidad y concentración a este tipo de partidos, cuando realmente es algo que no se debería ni negociar. El fútbol de élite de hoy en día exige eso: no poder relajarte frente a ningún equipo, y eso el Real Madrid no siempre lo hace en el día a día. Por eso, en Liga, muchos equipos suelen sorprenderle, más allá de que evidentemente exista una falta clara de juego. No obstante, en días grandes, cuando esa concentración y exigencia se dan, los errores colectivos e individuales terminan por desaparecer. Por lo que deben convencerse a sí mismo de que no puede negociar ni un solo esfuerzo y recuperar la experiencia que ha perdido con la marcha de los verdaderos jerarcas.