Estadísticamente, el Madrid tenía que pinchar
Si analizamos el porcentaje de victorias de Benítez ante equipos grandes a lo largo de su trayectoria como entrenador, el partido en Mestalla no se dibujaba como buena plaza para recortar puntos al Barça. Contra Atlético de Madrid, Sevilla, Barcelona y Valencia, sólo se han conseguido 2 puntos de 12 posibles. Si le sumamos el partido de Villarreal, 2 de 15. En el Nápoles, contra Juventus, Roma, Inter y Lazio, el conjunto de Rafa Benítez consiguió 24 puntos de 48 posibles. En el Inter, contra los mismos equipos, 1 de 12. Dirigiendo al Chelsea, en los enfrentamientos contra Liverpool, Arsenal, Manchester City y Manchester United, 8 de 15. En Liverpool, su mejor etapa, 34 de 108 posibles.
En Valencia, donde también logró el éxito, consiguió 17 de 36 contra Madrid y Barcelona. Si analizamos, por otro lado, el bagaje de penaltis del Madrid actual, tampoco concluiríamos datos alentadores: mientras que al Barcelona le han pitado 9 a favor y 0 en contra, al Madrid 5 a favor y 3 en contra. Así las cosas, no era de extrañar que el Madrid pinchara en Valencia con penaltis en contra y con penaltis no pitados a favor. Era estadística pura. Aun así, y con estos datos por delante, el Madrid disputó los mejores treinta minutos desde que arrancara el campeonato, y luchó -y mereció- la victoria en inferioridad numérica. Los errores aptitudinales -la actitud no fue en esta ocasión objeto de crítica- de la defensa del equipo, perennes en el equipo blanco con independencia del entrenador, sumados a la realidad estadística citada anteriormente, hicieron que el Madrid volviera a desaprovechar la enésima ocasión que les brinda el Barcelona -que se ha dejado 12 puntos en 17 partidos- para recortar puntos. Una situación que volverá a poner en el foco a Benítez en el partido mejor jugado y más injustamente perdido.