Fichad, fichad, malditos

01.09.2014 11:43 de  Richard Dees   ver lecturas
Fichad, fichad, malditos
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"Este invento cuánto daño está haciendo a esta profesión"
(José Félix Díaz, periodista)

Por si alguien no lo había adivinado, José Félix Díaz se estaba refiriendo a Twitter cuando, precisamente en esa red social, escribía las palabras que encabezan esta columna. Mi respuesta surgió de forma automática: "Twitter? Bah! Sólo es el tiro de gracia". Si bien es cierto que la mayoría de los ciudadanos periodistas aún no ha entendido la importancia de las RRSS, lo que afecta y afectará al desempeño de su labor informativa, no sería justo responsabilizar a una herramienta de las malas acciones de quien la maneja.

Las RRSS no han provocado la mala praxis profesional de los ciudadanos periodistas. Sería injusto, y mentira además, achacar a, por ejemplo, Twitter los errores que, por precipitación, se cometen ahora. Un conductor irresponsable al volante de un Isocarro puede causar daños, pero de poca entidad. Dale, a ese mismo conductor, un camión Mack de 400 CV y 10 toneladas de peso, y verás el infierno aparecer ante tus ojos.

De todos es sabido, vox pópuli, que diría Sara Carbonero, que en los últimos días de cada mercado de fichajes el nivel de histeria entre los ciudadanos periodistas aumenta exponencialmente. Y entre los aficionados también, que nosotros no estamos exentos de culpa. Hasta hace relativamente poco tiempo, las informaciones sobre altas y bajas en los equipos estaban restringidas a los diarios, una vez cada veinticuatro horas, y a las franjas horarias de los programas especializados de radio, sobre todo, y televisión. Los ciudadanos periodistas conduciendo el Isocarro. El resto del día, tranquilidad, paz y sosiego. Pero hete aquí que llegó Internet, invento del maligno para dejar con el culo al aire a muchos, que funciona veinticuatro horas al día todos los días del año, y no hay suficientes piscinas vacías para tanto profesional que se tira de cabeza y sin poner las manos por delante. El Mack de diez mil kilos en manos de profesionales para los que lo más importante es ser el primero en contar algo, sea cierto o no, y que han eliminado la palabra contrastar de su diccionario particular.

Esta última semana, los extraños movimientos de futbolistas del Real Madrid, Di María no tanto, Xabi Alonso una barbaridad, han disparado las especulaciones, y muchos ridículos, hasta límites nunca antes conocidos. Falcao a punto de fichar por el Madrid, decía Manu Sainz, ciudadano periodista dicen que muy bien relacionado con su agente, Jorge Mendes; el colombiano ya es jugador blanco, aseveraba Tancredi Palmeri, jugándose, según sus propias palabras, su reputación y credibilidad como informador. Días más tarde, el mismo Sainz que había jurado que Radamel casi hasta tenía dorsal reservado en el Bernabéu, comunicaba en Twitter que el traspaso del futbolista ya estaba hecho… al Manchester City.

Nombres y más nombres han surgido de todas la redacciones para ocupar el puesto de delantero centro del Madrid: Negredo, Soldado, Van Persie, éste último atado para diciembre según el inefable François Gallardo, o Chicharito Hernández, el nombre que más suena para llegar cedido cuando escribo estas líneas. Soltemos nombres como si lanzásemos bombas de racimo, parecen pensar los ciudadanos periodistas, que alguno acertaremos. Y si no, ya alegaremos que los hechos mutan y será la realidad la que se equivoca, no nosotros. Y todo lo anterior amplificado por Twitter, por su inmediatez, por su capacidad de llegar a miles de personas con sólo escribir no más de 140 caracteres y apretar el botón de envío.

Caso aparte es Juan Gato, ciudadano periodista de alma rojiblanca, que, durante semanas, contra viento y marea, contra la opinión de la mayoría de sus colegas, sostuvo que Marco Reus estaba a pocos segundos de estampar su firma en un contrato con el Atlético de Madrid. Mis fuentes son de toda solvencia, aducía cuando alguien le llevaba la contraria, lo sé de buena tinta, proclamaba todo ufano. Al final resultó que sus fuentes inmaculadas se reducían a un intercambio de mensajes con un tuitero con alma de pícaro duendecillo que se la había clavado hasta donde pone Toledo.

Richard Dees
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Richard Dees
"Lo quieren todo, lo quieren ahora. Quieren conseguirlo y no les importa cómo" (They Want It All, David Crosby)