Goles son amores y no buenas razones
El Bernabéu se reconcilió con su equipo tras el 8-0 ante el Malmö. Una goleada que hace historia en la Champions League y que llega en el momento justo para ir superando etapas y cerrando heridas. El hat-trick de Benzema y el póquer de Cristiano sirven además para confirmar la recuperación mental de los dos jugadores más importantes del Real Madrid, junto a James y Modric, para la causa. El francés firma cinco tantos en tan solo tres días y demuestra una motivación extra para superar sus problemas judiciales. Por su parte, Cristiano hasta batió a Wiland de falta. La primera que convierte en esta temporada y que debe acabar de una vez por todas con ese gafe que le perseguía.
El punto de inflexión marcado por el Clásico y la negra noche del Carranza necesitaba de goles para impulsar una nueva etapa y reconquistar, poco a poco, a una afición deprimida. Benítez, que volvió a ser señalado antes del encuentro con una nueva pitada, encontró esta noche el colmillo retorcido de sus jugadores que tanto exigió el público ante el Getafe. El Real Madrid esta vez no cayó en la desidia y regaló una buena noche europea. Y es que goles son amores y no buenas razones. El madridismo, que solo pide orgullo y carácter, confía en un proyecto que tiene medio año por delante para lograr nuevos éxitos.
Benítez debe ahora mostrar inteligencia. El Bernabéu quiere goles y espectáculo. Menos encorsetar a sus jugadores y más incentivar la magia. La imagen de la plantilla blanca, bien guiada por Arbeloa y Pepe, dedicando uno de los tantos a Cheryshev merece ser considerada como la fotografía del cambio. De la unión, del juntos podemos y de la ilusión. Este Madrid progresa adecuadamente.